Cartas desde Stalingrado.

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Novich39
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Cartas desde Stalingrado.

CARTAS DESDE STALINGRADO

En enero de 1943, al término de la Batalla de Stalingrado, un avión alemán Heinkel 111 consigue despegar en el aeródromo alemán de la ciudad justo antes de que sea tomado por los rusos. En su interior, 250.000 cartas de soldados alemanes, repartidas en siete sacas de correo. Al llegar a Alemania, el Ministerio de Propaganda retiene y confisca las cartas con el pretexto de publicarlas en un libro que muestre la heroica resistencia de los defensores de Stalingrado. Al analizarlas, descubren que la mitad de los hombres que han escrito las cartas demuestra actitud desleal o negativa, que un tercio es relativamente indiferente y que tan sólo el 2% es favorable al régimen de actuación del Estado Mayor. Ante estos datos, el Ministerio decide ocultarlas a la opinión pública y las guarda en los archivos del ejército. No se redacta ningún informe sobre lo encontrado en el Heinkel 111 y la historia se olvida. Pero en 1954 las cartas son descubiertas y leídas. En ese mismo año, "Letze Briefe auf Stalingrad" (Las últimas cartas de Estalingrado) se publica en Alemania. Se trata de una colección de 39 cartas y fragmentos de gran impacto emocional escritas por soldados alemanes en Stalingrado en las que los hombres hablan de su desesperada situación e incluso se atreven a cuestionar al Estado Mayor y al prorio Führer, a sabiendas de su funesto destino. He aquí un pequeño fragmento de esas 36 cartas escritas por soldados alemanes a sus familias:

Carta 1

…Mi vida no ha cambiado en nada; es ahora como hace diez años, bendito por las estrellas, maldito por los hombres. No tuve amigos, y tu sabes por qué no querían saber nada de mí. Era feliz cuando podía sentarme al telescopio y mirar al cielo y al mundo de las estrellas, feliz como un niño al que le permiten jugar con los astros.
... Fuiste mi mejor amiga, Mónica. Sí, lees bien, fuiste. El momento es demasiado serio como para bromas. Esta carta tardará en llegarte dos semanas. Por entonces ya habrás leído en los periódicos lo que ha tenido lugar aquí. No pienses mucho en ello, porque en realidad todo habrá terminado de forma diferente; deja que los demás se preocupen de la "película de los hechos". ¿Qué son ellos para ti o para mí? .Siempre pensaba en años luz, pero sentía en segundos. Además, aquí tengo mucho trabajo con el tiempo. Somos cuatro, y si las cosas continúan como hasta ahora podemos darnos por contentos.

Lo que hacemos es muy sencillo. Nuestro tarea consiste en medir las temperaturas y la humedad, informar sobre la visibilidad y los bancos de nubes.
Si algún burócrata leyera lo que aquí escribo obtendría una flagrante violación de la seguridad militar. Mónica, ¿qué es nuestra vida comparada con los muchos millones de años del cielo estrellado?. En esta hermosa noche, Andrómeda y Pegaso están justo sobre mi cabeza. Las he mirado mucho tiempo; pronto estaré muy cerca de ellas. Mi paz y mi felicidad se las debo a las estrellas, de las cuales tu eres la mas bella para mí. Las estrellas son eternas, pero la vida de un hombre es como una mota de polvo en el universo.

A mi alrededor todo se derrumba, un ejercito entero muere, el día y la noche arden...y cuatro hombres se atarean con informes diarios sobre temperaturas y bancos de nubes. No sé mucho sobre la guerra. Ningún ser humano ha muerto por mi mano. Nunca he disparado munición real con mi pistola. Pero sé muy bien una cosa: la otra parte nunca ha mostrado ni una pizca de comprensión por sus hombres. Me habría gustado contar estrellas unas cuantas decadas más, pero ahora nada parece ir en ese sentido.

Carta 2

Hoy hablé con Hermann. Está al sur del frente. A unos cientos de metros de mí. No queda mucho de su regimiento. Pero el hijo de B. el panadero todavía está con él. Hermann aún tenía la carta en la que nos contabas la muerte de papá y mamá. Le hablé una vez más, por ser el hermano mayor, e intenté consolarle, aunque yo también estoy al límite. Es bueno que papá y mamá no sepan que Hermann y yo nunca volveremos a casa. Es muy duro el que tengas que cargar con el peso de cuatro personas muertas a lo largo de toda tu vida.

...Yo quería ser teólogo, papá quería tener una casa, y Hermann quería construir fuentes. Nada ha salido como debiera. Tu sabes como está la cosa en casa, y nosotros sabemos demasiado bien lo que pasa aquí. No, la verdad es que esas cosas que planeamos no han salido como imaginábamos. Nuestros padres están enterrados bajo las ruinas de su casa, y nosotros, aunque suene irónico, estamos enterrados con unos cientos o más de hombres en una trinchera en la parte sur de la bolsa. Pronto, estas trincheras estarán llenas de nieve.

Carta 3

El Fuhrer nos hizo la firme promesa de sacarnos de aquí; nos lo leyó y creimos en ello firmemente. Incluso ahora aún lo creo, porque he de creer en algo. Si no es cierto, ¿en que otra cosa podría creer?. Dentro de poco no tendré necesidad de primavera, verano o de algo agradable. Por lo que, abandoname a mi destino, querida Greta; toda mi vida, al menos ocho años de ella, creí en el Fuhrer y su palabra. Es terrible como dudan aquí, y vergonzoso escuchar lo que dicen sin poder responder, porque los hechos están de su parte.

En enero cumplirás veintiocho. Eso es ser aún muy joven para una mujer guapa, y me gustaría poderte decir este cumplido una y otra vez. Me echarás mucho de menos, pero incluso así, no te aisles. Deja pasar unos meses, pero no más. Gertrud y Claus necesitan un padre. No olvides que debes vivir para los niños y no les hables demasiado de su padre.
Los niños olvidan pronto, especialmente a esa edad. Fíjate bien en el hombre que elijas, toma nota de sus ojos y de la presión de su apretón de manos, como fue nuestro caso, y no te equivocarás. Pero sobre todo, anima a los niños a ser personas rectas que puedan llevar la cabeza bien alta y mirar a todo el mundo directamente a los ojos. Te escribo estas líneas apenado. No me creerías si te dijera que ha sido fácil, pero no te preocupes. No me asusta lo que se avecina. Repítete a ti misma y a los niños cuando sean mayores que su padre nunca fue un cobarde, y que ellos nunca deben serlo.

Carta 4

… El martes destruí dos T-34 (tanques soviéticos)... después pasé junto a los restos humeantes. De la torreta colgaba un cuerpo, cabeza abajo, sus pies atrapados y sus piernas ardiendo hasta las rodillas. El cuerpo estaba vivo, la boca gesticulaba. Debía de sufrir un dolor horrible. Y no había posibilidad de liberarle. Incluso si la hubiera habido, habría muerto tras unas pocas horas de tortura. Le disparé, y cuando lo hice, las lágrimas corrieron por mis mejillas. Ahora llevo llorando tres noches por un tanquista ruso muerto, de quien soy su asesino. Los "cruces" de Gumrak* me dan asco, y también muchas cosas ante las que mis camaradas cierran los ojos y aprietan los dientes. Me temo que nunca volveré a dormir tranquilo en el caso de que vuelva con vosotros. Mi vida es una terrible contradicción, una monstruosidad psicológica.

Carta 5

Tenía que haber muerto en tres ocasiones, pero habría sido repentinamente, sin estar preparado para ello. Ahora es diferente. Desde esta mañana sé como están las cosas; y ya que me siento liberado, quiero que tu también te liberes de la aprensión y la incertidumbre.

Me quede atónito cuando ví el mapa. Estamos totalmente solos, sin ayuda del exterior.
Hitler nos ha dejado en la estacada. Si el aeródromo continúa en nuestro poder, puede que esta carta aún salga. Nuestra posición está al norte de la ciudad. Los hombres de mi batería sospechan algo, pero no lo saben tan seguro como yo. Así que esto parece el final.

Hannes y yo no nos rendiremos; ayer, después de que nuestra infantería retomara una posición, vi cuatro hombres que habían sido hechos prisioneros por los rusos. No, no caeremos en cautividad. Cuando Estalingrado haya caido, sabrás que no volveré.

Eres la mujer de un oficial alemán, por lo que te tomarás lo que he de decirte con serenidad y firmeza, igual que en el andén de la estación el día en que partí para el Este. No soy escritor, y mis cartas nunca han sido más largas de una página. Hoy habría mucho que decir, pero me lo reservo para más tarde, p.e., seis semanas si todo marcha bien y cien años si no. Has de contar con esta última posibilidad. Si todo va bien, tendremos mucho tiempo para hablar, y en ese caso ¿por qué he de escribirte tanto, ahora que me resulta tan difícil?. De todas formas, si las cosas se tuercen, esas palabras no te harían mucho bien.

Carta 6

Sabes lo que siento por ti, Augusta. Nunca hemos hablado mucho de sentimientos. Te amo muchísimo y tu me amas, por lo que has de saber la verdad. Está en esta carta. La verdad es que esta es la más horrenda de las luchas en una situación desesperada. Miseria, hambre, frío, renuncia, duda, desesperación y una muerte horrible. No te diré más. Tampoco te hablé de ello en mi despedida y no hay nada más sobre esto en mis cartas. Cuando estábamos juntos (y también me refiero a mis cartas) eramos marido y mujer, y la desagradable guerra, de cualquier modo necesaria, era una fea compañía de nuestras vidas. Pero la verdad es la certeza de que lo que he escrito más arriba no es una queja ni un lamento sino una relacíon objetiva de los hechos.

No puedo renunciar a mi parte de culpa en todo esto. Pero es en una proporción de 1 a 70 millones. La proporción es pequeña, pero está ahí.
Nunca pensaría en evadir mi responsabilidad, me digo a mi mismo que entregando mi vida he pagado mi deuda. Las cuestiones de honor no admiten discusión..

Augusta, en la hora en que has de ser fuerte, también has de hacer esto: Ni te enfades ni sufras demasiado por mi ausencia. No estoy asustado, únicamente triste por no poder sacar mayor provecho de mi valor que morir por esta causa inútil, por no decir criminal. Ya conoces el lema familiar de los Von H's: "Culpa reconocida, culpa expiada". No me olvides demasiado deprisa.

Carta 7

En Estalingrado, cuestionarse a Dios significa renunciar a Él. Querido padre, debo decírselo, y estoy doblemente arrepentido por ello. Usted me sacó adelante, no tuve madre, y siempre mantuvo a Dios ante mis ojos y mi corazón. Y yo reitero doblemente mis palabras, pues van a ser las últimas. Después de ellas no voy a poder pronunciar otras que puedan remediarlas o disculparlas. Usted es sacerdote, padre. En la última carta que uno escribe, únicamente dice la verdad o lo que cree que es la verdad. He buscado a Dios en cada crater de obús, en cada casa destruida, en cada esquina, entre mis camaradas cuando estoy en mi trinchera, y en el cielo. Dios no se mostró cuando mi corazón le gritaba. Las casas fueron destruidas. Mis camaradas fueron tan valientes o cobardes como yo. La ira y el asesinato estaban en la tierra. Bombas y fuego caían del cielo. Pero Dios no estaba ahí. No, padre, Dios no existe. Se lo escribo otra vez, y sé que es terrible, y que no puedo remediarlo. Y si después de todo hubiera un Dios, sólo estaría con usted, en los libros de himnos y oraciones, en los consejos piadosos de sacerdotes y pastores, en el tañir de las campanas y en el olor a incienso. Pero no en Estalingrado.


Un saludo.
Leovigildo
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Re: Cartas desde Stalingrado.

Hermosas y terribles cartas (creo que son reales y que se trata de cartas que tras el habitual filtro se decidió que no llegaran a entregarse para no desmoralizar a la población, redescubriéndose en el año 1954, estaría bien si alguien pudiera confirmarlo) que nos hablan de la VERDAD DE LA VIDA y que deberían ser leidas todos los días. El mundo sería un poco mejor si estos testimonios estuvieran siempre presentes. Pero claro, qué poco manipulables seríamos, ¿verdad?.

De todas maneras, si son como parecen auténticas, me reafirma en la opinión que pocos pueblos hay tan cultos y empapados de idealismo como el alemán. En esas cartas, posiblemente de sencillos soldados, puede comprobarse cómo subyacen unos valores y un humanismo dignos de la mejor tradición occidental (perdón por mi subjetividad, pero yo no me imagino a los Muyaidines de Bin Laden escribiendo cosas parecidas). Un pueblo que cometió horribles pecados, sin duda. Pero un pueblo que también, en su capacidad de autocrítica, basada en una fecunda tradición de análisis, encontró una redención que aún dura.

Saludos, y gracias por difundir estas cartas.
"La victoria es de los audaces"

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Brushot
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Re: Cartas desde Stalingrado.

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Novich39
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Re: Cartas desde Stalingrado.

Parece que todo apunta a que son falsas pero sin intención de engañar a nadie ya que formaban parte de un libro en el que se quería mostrar a los lectores los últimos pensamientos de esos hombres que, atrapados en ese agujero que era Stalingrado, sabían que estaban sentenciados, casi seguramente, a morir. Para los puristas, entre los cuales me incluyo, el saber que estas cartas no son auténticas sólo provoca en mí decepción, pero al mismo tiempo, aún a sabiendas de su falsedad, me acerca al dramatismo vivido por esos soldados.



Un saludo. ::kaleun:
nando143
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Re: Cartas desde Stalingrado.

"LA VERDADERA GUERRA JAMÁS LLEGA A LOS LIBROS" Walt Whitman

"No hay manera honorable de matar, no hay manera gentil de destruir. No hay nada bueno en la guerra, excepto su fin" (Abraham Lincoln)

"Todas las guerras son guerras civiles, porque todos los hombres son iguales" (Francois Fenelon)

"Mientras haya hombres habrá guerras" (Albert Einstein)

"La guerra es un castigo tanto para el que la infringe como para el que la sufre" (Thomas Jefferson)

"Hay un cementerio en el norte de Francia en el que están enterrado todos los chicos del Día D. Las cruces blancas cubren el horizonte de punta a punta. Recuerdo haberlas visto y haber pensado que estaba en un bosque de tumbas. Pero las tumbas estaban colocadas con una geometría perfecta, totalmente rectas, por lo que al fin y al cabo no era un bosque si no un huerto de tumbas. Nada que ver con la naturaleza, salvo que tengas en cuenta la naturaleza humana" (Barbara Kingsolver)

"La guerra no determina quien tiene razón, sólo quien queda" (Bertrand Russell)

"La guerra es deliciosa para aquellos que no la han experimentado" (Erasmo)

"Los hombres viejos declaran las guerras, pero son los jóvenes las que las luchan y los que mueren" (Herbert Hoover)

"El nuestro es un mundo de gigantes nucleares e infantes éticos. Sabemos más de la guerra que de la paz, de matar que de vivir" (General Omar Bradley)

"La muerte soluciona todos los problemas. No hay hombre, no hay problema" (Joseph Stalin)

"Los militares no empiezan las guerras. Son los políticos los que las empiezan". - General William C. Westmoreland

"Las batallas las suelen ganar los soldados, mientras los generales se adjudican el mérito por ellas". - Napoleón Bonaparte

"En la guerra, ningún soldado sale ileso". - José Narosky

"La esencia de la guerra es la violencia. La moderación en la guerra es una imbecilidad". - John Arbuthnot Fisher

"En la paz los hijos entierran a sus padres, pero en la guerra los padres entierran a sus hijos". - Heródoto

"No puede decirse que la civilización no progresa, pues en cada guerra se encuentran nuevas formas de matar". - Will Rogers

"Las victorias auténticas y duraderas son las de la paz, no las de la guerra". - Ralph Waldo Emerson

"Si no terminamos con la guerra, la guerra terminará con nosotros". - H. G. Wells

Estas son algunas frases que encontré, y que tienen tanta razón en especial la primera frase que dice que la verdadera guerra jamás llega a los libros, porque podremos ver videos, fotos, historias, libros, lo que sea de las guerras y sentirnos apenados, mal, triste, pero nunca sentiremos lo que un soldado siente o sintió en el frente
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