VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

Espacio dedicado a aquellos comandantes que gusten de escribir y leer relatos sobre submarinos y aventuras marineras.

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Walther
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VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

Seis soldados veteranos de la SGM que, a pesar de haber nacido en Alemania, lucharon en el ejército británico explican su experiencia en los campos de batalla. Una tarde de relatos sensacionales, a la par que terribles, en el hogar inglés de la historiadora Helen Fry, autora de un libro sobre dichas vivencias.
Por Jacinto Antón. Para El País Semanal, suplemento del periódico El País. Nº 1717. Domingo, 23 de agosto de 2009.


Este grupo de hombres de la tercera edad algo achacosos que bromean como chiquillos mientras se dejan fotografiar en la cocina de una casita en el norte de Londres reúnen más valor y coraje del que se podría juntar en cualquier otro lugar del mundo. Fueron soldados, valientes soldados, pero eso no es lo más importante: para luchar contra el mayor de los males que la historia ha conocido no dudaron en cambiar la fidelidad a su país por la lealtad a los principios de la humanidad y pelearon bajo bandera ajena. Eran alemanes y se enrolaron durante la SGM en el Ejército Británico, con todas las humillaciones, sinsabores y dudas que ello conllevaba, sabiendo además, que de caer en manos de sus compatriotas les esperaba una muerte segura por traición. Lo hicieron en el frente lo mejor que pudieron, que fue mucho: sus cicatrices y terribles historias lo prueban elocuentemente. Varios de ellos habian sido deportados y torturados por ser judios en Alemania, lo que no les libró de sufrir injustas sospechas al vestir su nuevo uniforme y cobrar el simólico chelín del rey. Si alguna bandera, si alguna persona, si alguna causa merecen que uno se cuadre y salude con respeto, éste es el caso. En estos cinco hombres valientes buscará inutilmente alguien un resquicio de arrogancia o soberbia: no lo encontrará. Cuentan sus experiencias de guerra con humildad, incluso temiendo aburrir y disculpandose de antemano por sus lagunas, sus reiteraciones y el discurrir a veces inevitablemente peregrino de sus memorias. Pero cuando al final de esta larga e intensa tarde de relatos sensacionales, vivencias terribles y existencias plenas abren generosamente su circulo e invitan al entrevistador a retratarse con ellos, a quien firma estas lineas se le hará un nudo en la garganta, y mientras le abrazan con fuerza incorporando al intruso por un instante en la verdadera comunidad de los heroes y los valientes, entenderá, de una manera casi física, al borde de las lágrimas, rebosante de admiración y de envidia, de qué diferente pasta pueden estar hechos los hombres.

La reunión con WILLY FIELD, ex tanquista (y ex preso en Dachau); COLIN ANSON, ex miembro del comando de las fuerzas especiales; BILL HOWARD, ex marino de la Royal Navy; GEOFFREY PERRY, ex agente de la T Force para crimenes de guerra y responsable de la captura a tiros de Lord Haw-Haw, y HARRY ROSSNEY, ex miembro de la unidad de registro de tumbas, dedicado a identificar, enterrar y honrar a los caidos, en el hogar de la historiadora Helen Fry, autora de un libro iluminador sobre la tan desconocida peripecia de los 10 000 alemanes y austriacos que lucharon por Gran Bretaña en la guerra contra Hitler. Unos few muy numerosos. Se calcula que uno de cada siete refugiados de esas nacionalidades se alistó en las Fuerzas Armadas del país, para el que continuaban siendo legalmente alemanes, pese a servir bajo su bandera. Se acuñó para ellos el cariñoso y paradojico apelativo de The King most Loyal Enemy Aliens, los extranjeros enemigos más leales al rey, que es como se titula el libro de Fry (Sutton, 2007), en el que se basa un extraordinario documental de National Geographic Channel (digital +, dial 71) que se emite el martes dia 1 de septiembre a las 23.15 (hora española), El Ejército Alemás de Churchill. A la reunión en casa de Fry en Temple Gardens, en Golders Green, falta,por estar de viaje, uno de los inicialmente convocados, KEN ADAM (originalmente, Klaus Adam), que fue piloto en la RAF y a los mandos de uno de los potentes y devastadores Hawker Tempest Typhoon atacó a las fuerzas acorazadas en Falaise y, lo que debió darle más satisfacción, destruyó un cuartel general de la Gestapo. Es una pena no poder contar con él (¡con lo que nos gustan los aviadores!), uno de los escasísimos alemanes que sirvieron en la aviación de combate aliada. Adam, además, tiene una interesante vida postmilitar: se metio en la industria cinematográfica y se encargó del diseño de producción de varios filmes de James Bond; además es sir. Por suerte, unos dias despues le pillaré por teléfono.

Al llegar a casa de Fry, que ha preparado té y sandwiches para la ocasión -así que el encuentro tiene algo de festiva merienda campestre-, los invitados ya están dispuestos. Se encuentran en el saloncito, que muestra las huellas de los revoltosos gemelos de Fry. Deciden que lo mejor es hablar con ellos de uno en uno y le toca la suerte a Howard. Los demás le desean buena suerte entre bromas y se van a la cocina a ver si encuentran algo mejor que té (parece que sí , porque al poco se oyen grandes risas). Nos instalamos en un tresillo baqueteado. Bill Howard nació como Horst Adolf Hezberg -y cabe imaginar lo que le debia disgustar luego lo de Adolf- en 1919 en Berlín. Huyó del pais a Gran Bretaña en 1938 despues de haber sido bajo vigilancia por la Gestapo. Es un hombre timido, pero muy agradable, que luce u n traje azul oscuro con una minuscula insignia de los veteranos de la Navy en la solapa. 'Siendo judío decidi unirme a las fuerzas armadas británicas', recuerda. ' Sabía que si ganaba Hitler estabamos perdidos'. Conocian la existencia de los campos, 'pero no imaginábamos la dimensión completa de lo que alli ocurria'. Como todos los otros leales enemies aliens, a Howard no se le dejó ingresar diréctamente en principio en el ejército, sino en el no combatiente Pioneer Corps. Se les entrenaba para trabajos auxiliares sin armas. Y a menudo se les trataba muy rudamente y como simple mano de obra.. 'Me enviaron a Francia en 1940, y cuando los alemanes rompieron el frente nos dijeron, entonces sí,. que habia llegado el tiempo de luchar y nos dieron viejos rifles y unas cuantas balas para enfrentarnos a los panzers'. Al igual que iran manifestando luego todos sus compañeros, Howard no tenia ningun problema en enfrentarse a sus compatriotas a tiros: 'Ellos me habrian matado sin duda'. Tras vivir la retirada de Dunkerque., Howard volvio a ser separado del servicio activo hasta 1943, cuando logró entrar en la Royal Navy, un destino -como la RAF-, muy restrictivo con quien no fuera británico. Sirvió en varios buques, interceptando mensajes en alemán. Su trabajo era secreto. le encanta contar la anecdota del capitán del crucero HMS Bellona, que cuando se enteró por el propio Howard de que tenia una leman a bordo masculló agitando la cabeza: 'Espero que el Almirantazgo sepa lo que está haciendo'. Lo sabía: nuestro hombre no solo participó activamente en la caza del Tirpitz y en la escolta de convoyes, sino que posiblemente salvó a su propio barco al captar voces que permitieron averiguar la preswencia de un submarino al acecho y atacarlo. '¡Bien hecho!',le dijo entonces el mismo oficial. ¿Qué pensaba de los U- Boot? 'Los odiaba, no sentia ninguna identificación con sus tripulantes, ni tampoco compasión. Eran el enemigo. Su destrucción significaba mi salvación'. Del asunto peligroso de los convoyes camino de Kola Bay,en Rusia, con los mercantes ardiendo como teas en el mar gris plagado d tiburones de acero, dice con modestia que qra 'muy frio y aburrido'. Howard ha regresado en ocasiones a Berlín para visitar a la familia de su madre, judia, que sobrevivió al Holocausto. 'Pero no me siento alemán en absoluto'.
::locualo:
Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."
Walther
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Re: VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

.Willy Field (Willy Hirschfeld, Bonn, 1920) es el más encantador de este grupo entrañable. Fue conductor de tanques en el octavo regimiento de húsares mecanizados, parte de las famosas ratas del desierto. Tiene el pelo muy blanco y habla con marcado acento alemán. 'En Alemania todo fue bien hasta que llegaron los nazis. Éramos judios , aunque no practicantes. Luego mi padre perdió el trabjo, lo perdimos todo. Las cosas fueron a peor. Recuerdo la sinagoga de Bonn ardiendo la Noche de los Cristales Rotos. Un dia la Gestapo me detuvo. Aun puedo oir el sonido espantoso de la puerta de la celda al cerrarse. Tenia 18 años y preguntava ingenuamente: ¿qué he hecho?. Me deportaron en 1938 a Dachau. Es dificil explicar lo que presenciéalli. Cada dia gente que no lo soportaba se lanzaba contra las vallas electrificadas. A veces pasábamos hasta 10 horas formados para el recuento, al raso. Tenias que ir con muhco cuidado de no cometer ningun error. Al final, despues de tres meses, mis padres me localizaron. Consiguieron sacarme de ahi y me enviaron a Inglaterra'. Field hace una larga pausa: 'Sólo volvi a ver a mi hermana gemela'.¿Los otros murieron? Parece no oir. ¿Murieron?. 'Sí, en Minsk'. Desde Gran Bretaña tartaron de salvar a la familia, 'pero ya era demasiado tarde'. Trabajó en granjas, en algunas le trataron mal por ser alemán. Al estallar la guerra se alistó. Tras Dunkerque, con la psicosis de invasión, lo enviaron junto con otros centroeuropeos a Australia, en parte por su propia seguridad, en parte por la paranoia de una quinta columna. Un viaje terrible. 'Para los guardias británicos todos éramos nazis, puedo entenderlo. Era duro, pero estábamos vivos. Y Hitler no podia invadir Australia'. A finales de 1941, al empezar a cambiar la marea de la guerra, los reclamaron de vuelta para pelear. 'Mi ambición era conducir tanques, por ingenuo qu eparezca. El entrenamiento fue muy riguroso. Obtuve mi boina negra y fui a un buen regimiento. Por entonces habia cambiado ya la forma de vernos. Yo ya no era alemnán, pero tampoco británico, pese al cambio de nombre. En su tanque Cromwell Mk IV, la tripulación 'como una familia', Field vivió tremendas aventuras bélicas. '¿Cómo me sentia combatiendo a los alemanes? Me sentia muy bien, feliz y orgulloso. No era por venganza, pero estaba harto de los nazis. Me acuerdo de los primeros prisioneros, me hicieron interrogarlos y les sorprendia ver a un británico que hablara tan bien alemán'. En 1944, camino de Nimega, un antitanque les alcanzó con un disparo directo. 'El comandante, John Sutherland, y el artillero, Albert Parfitt, estaban muertos, trate de sacar al radiooperador, John Gardner, y entonces recibimos un segundo impacto y el tanque se incendió. Él murió y yo quedé malherido. Fui el único superviviente'. ¿Como es estar bajo el fuego? 'Es dificil de explicar, no estas asustado. Me asusté más cuando me llevaron a volver a ver nuestro tanque y vi como habia quedado. La infantería los llamaba ataudes de acero por algo'. Field tuvo otro tanque y la inmensa satisfacción de desfilar en Berlin ante Churchill y los otros líderes aliados en julio de 1945 durante la parada de la victoria. Dice que la visión de la capital del Reich destruida no le provocó ningun sentimiento.' En aquel momento pensé que se lo merecian' . Acabó como sargento. En 1947 le concedieron la ciudadania británica. En 2001 tuvo los arrestos de visitar Dachau.

Geoffrey Perry (Horst Pinschewer), de 85años, entra en la habitación con una taza en las manos y una gran sonrisa. Su voz es extráñamente suave y dulce y contrasta con su aspecto corpulento. EN su juventud, durante la guerra, fue un joven atractivo, con un aire a lo Sal Mineo. Escapó a los 13 años de Berlín, en 1938, con su familia, cuando las cosas se pusieron insoportablemente mal para los judios. Intento ver en sus ojos algo del horror que descubrió al entrar en el camo de Bergen Belsen el 26 de abril de 1945, sólo 11 dias después de la liberación. Pero sólo hay amabilidad. Tiene los pies muy hinchados. Explica su mejor historia, la captura del traidor Lord Haw-Haw (William Joyce), que le hizo celebre. 'Estaba en una unidad especial de desnazificación. Tomamos radio Hamburgo y leimos desde sus micrófonos el primer mensaje aliado. Desde alli habia emitido solo dos dias antes Lord Haw-Haw su propaganda dictada por Goebbels'. Poco después, recogiendo leña, él y un compañero se toparon con un tipo sospechoso. 'Su voz sonaba igual que la tan conocida del traidor, y al pedirle que se identificara metió la mano en el bolsillo. Eso no me hizo muy feliz. Y cuando le vi sacar un arma, disparé la mia ¿Donde? En el culo. Le atravesé ambas nalgas. Con una bala hice cuatro agujeros. No era una herida mortal, pero si muy molesta'. Se regodea en la ironia. 'Yo, un alemán en uniforme británico, atrapaba al mayor traidor británico que trabajaba para los nazis. Una tremenda coincidencia'. Perry deplora que colgaran a Lord Haw-Haw, que al final no tenia crimenes de sangre.

Un descanso permite ir a la cocina a por un refrigerio. El fotógrafo aprovecha para retratar al grupo. 'Es para Madame Tussaud', bromea Field. Harry Rossney (Helmuth Rosettenstein, nacido en Königsberg en 1919) es un caso especial: cupado y con bigotito, tiene la apariencia menos marcial que pueda imaginarse. En realidad, su tarea durante la guerra no fue de lo que puede decirse Hazañas Bélicas. Se la pasó haciendo cruces. 'Las hacía y enseñaba a otros a hacerlas', explica timidamente. 'Fui llamado a filas en Alemania. Por dos semanas evité incorporarme y eso me salvo la vida sin duda. Tres primos mios murieron en Stalingrado'. Rossney llegó a Inglaterra en 1939 y desde el principio lo tuvo claro: no queria llevar armas ni matar. 'Y eso hice, servi en el ejécito, pero no luche ni matéa nadie, pedi entrar en una unidad no combatiente'. Una de sus experiencias más penosas fue cuando en Normandia encontró una cruz con un casco alemán encima agujereado por la bala de un francotirador: al leer el nombre vio que se trataba de la tumba de uno de sus mejores amigos del colegio. Lo enrolaron en la Graves Registratio Unity por su pericia como diseñador, su conocimiento de idiomas y su buena letra. Se ocupaban de diseñar, tallar, pintar e inscribir cruces. 'Qué te voy a decir. Era un trabajo muy deprimente. Estabas rodeado de muerte continuamente. Jóvenes muertos en la flor de la vida. Recogiamos a la gente y al enterrabamos con propiedad. Era una labor interminable. Siempre hacian falta crucees. Calculo que hice unas 10 000. Habia que hacer bien aquello, cada nombre debia quedar claro y bonito, sin acortarlo'. Algo de la funebre tristeza y melancolia del trabajo de Rossney empapa la conversación. 'No soy un hombre religioso, no voy a la sinagoga, pero acepté mi destino, comprendi que hacia un trabajo necesario. Me lo tomé muy enserio. Está en mi naturaleza ser muy rofesional. Las cruces que dejé tras de mi eran todas adecuadas. Es lo menos que podia hacer. Ésa fue mi guerra'.

El último veterano de la tarde inolvidable es el que vivió una guerra má audaz -sobretodo si lo comparamos con Rossney-. Colin Anson (Claus Leopold Octavio Ascher), nacido en Berlin en 1922, consiguió entrar en los selectos Royal Marine Comandos. Se presenta, bromeando, como en un interrogatorio militar: '¡Nombre y rango!'. Pero luego mostrará una pérdida repentina de memoria -lo normal cuando uno tiene una edad y lo han malherido en Sicilia en un ataque de Stukas- y se disculpará de manera entrañable: 'Lo siento, no tengo mi mejor dia'. Le acompaña su mujer, Alice, née Gross, judia vienesa que también huyó de su pardo país y sirvió en la WAAF (auxiliares femeninas de la fuerza aérea). 'Al cambio de nombre, qe se hacia por razones de seguridad, llegué cuando todos los nombres corrientes estaban escogidos, y entonces me vino a la cabeza la del almirante Anson,que me pareció muy británico' ¿Por qué se metió en los comandos? 'Era mi responsabilidad hacer algo, y parecia que en operaciones clandestinas podia ayudar especialmente a ganar la guerra, admito que también habia algo atractivo en el prestigio de las unidades de élite'.En los comandos enseñaban a matar con arma blanca y hasta con las manos desnudas. 'Es cierto, pero yo no maté a nadie de esa manera. Disparé, pero no se si le di a alguien. En realidad no recuerdo', ironiza en relación a la última película de Tarantino, 'ninguna lección de cómo arrancar cabelleras o destripar al enemigo. Lo cierto es que preferiamos recoger prisioneros. La lucha más fuerte la vivi en Yugoslavia. Nos enfrentamos a una gente poco agradable, la división Prinz Eugen de las Waffen SS, reclutada entre fascistas croatas y dirigida por oficiales austriacos de las SS que eran unos nazis fanáticos'. Vaya, conoció al aventurero sir Fitzroy MacLean? 'Bitte?', se le escapa en alemán a Anson. Y al repetirle la pregunta: 'Sí, se a quién se refiere, lo lanzaron en paracaidas con Tito, pero no le conoci personalmente'. Bromea con la tremenda herida sufrida, que le dejó el cerebro al aire. 'Usaron un trozo de cráneo de alguien que ya no necesitaba el suyo', señala, dándose golpecitos con el pulo en la cabeza. 'Fue duro,. pero gracias a ello me perdi Anzio y Montecassino'. Cuando se le insiste en que es curioso que alguien en su situación -alemán de origen- decidiera servir en una rama del ejército en la que habia que enfrentarse tan directamente al enemigo, casi mirándole a los ojos, como quien dice, recalca que él, a pesar de considerar que la barbarie nazi tenia que ser destruida -y no como algo abstracto, su padre murió en Dachau-, no tenia nada en particular contra los alemanes, sólo contra los nazis. 'Yo me sentia, además, completamente un soldado británico. Nunca me vi como un traidor, siempre pensé que estaba en el lado bueno. Jamas tuve la sensación de luchar contra mi pais o mi gente, sino contra un totalitarismo inhumano, no creo que en mi posición, la de todos nosotros, fuera diferente de la de los españoles que combatieron a Franco".

Anson considera que ni él ni sus colegas fueron grandes héroes. 'Hicimos lo que teniamos que hacer'. La frase resume lo que fue la guerra de estos hombres valientes que hoy, tras conjurar su perdida juventud, entrechocaron alegres sus vasos apoyados en la lavadora mientras un resplandeciente rayo de sol ilumina afuera el pequeño jardin y un mundo, gracias a ellos, indudablemente mejor.
Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."
Novich39
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Re: VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

'Hicimos lo que teniamos que hacer'
Sin ninguna duda. :|
kummetz1938
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Re: VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

Los caminos del Señor son realmente ::glups inescrutables! :wink:
Interesante relato. :D
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Si hago una buena obra, me siento bien; y si obro mal, me encuentro mal: Esta es
mi religión. (A.Lincoln)...¡Vivir y dejar vivir: Esta es mi política!
Kamenz
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Re: VALIENTES BAJO OTRA BANDERA

Es que no fue una guerra contra Alemania, fue una guerra contra el nazismo.
O visto de otra manera, fue una guerra por la democracia.

Y menos mal.
Yo soy Kammez, yo kazé a Joe. :wink:
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