La Guerra que no fue... lo que recuerdo.

[prostock]

Haya lejos y hace tiempo, bah, 1978, el Gobierno de Facto Militar de mi país, estuvo a punto de encender una tremenda mecha en el Cono Sur, al no aceptar el resultado de una de las tantas mediaciones internacionales que teníamos por diferendos limítrofes con nuestro vecino occidental, Chile.
En ese año yo tenìa 12 "pirulos", y desde hacía uno y medio, solía acompañar a mi papá al Regimiento donde trabajaba. En aquel entonces, todos los hombres al alcanzar los 18 años debían prestar servicio en las Fuerzas Armadas, que mediante sorteo, se seleccionaba quienes irían a Ejército, Fuerza Aérea o Marina de Guerra, y quienes "zafaban" por considerarselos excedentes.
El Servicio Militar Obligatorio tenía alcance nacional, involucrando a gente de distinta condicion social, y desde la Quiaca a Usuhaia. Este es un país grande, con algunas dificultades, y que le falta recorrer mucho camino, por lo que muchos de aquellos jóvenes que llegaban de pequeños y aislados pueblitos, muchas veces eran analfabetos o tenían sus estudios básicos incompletos, ya que desde muy temprano debían ( y aún deben ) ayudar a llevar el pan a la mesa abandonando su educación.
Tras el período inicial de instrucción, si mal no recuerdo, debían rendir un examen escrito de Lengua y Matemática, y aquellos que no alcanzaban el puntaje requerido, deberían presentarse, luego de la jornada, a la Escuela del Regimiento por el resto del tiempo de servicio, de lunes a viernes, donde docentes civiles los dividían en grupos y les dictaban clases. Sé que muchos por primera vez escribieron una letra, y otros pudieron terminar el ciclo básico educativo. Y mi papá era uno de esos docentes, que desde las 1900 daba clases... siempre y cuando la instrucción o "baile" les permitiera a los chicos concentrarse ( más de una vez he visto que dejaba a alguno dormir en el aula ).
Todavía en aquellos tiempos los maestros eran personas muy respetadas, aún por esa fuerza de imitadores prusianos, por lo cual mi papá me podía llevar al regimiento, a veces con mi hermano menor, y vagabundear por el regimiento.
El asunto que en algún momento que no recuerdo, comenzaron los preparativos para ir a la guerra. Empezaron a aparecer camiones cargados de equipos, llevando los cañones, tanquetas y tanques ( de esto ùltimo no estoy muy seguro, a esa edad y con la altura que debía tener, hasta un coche blindado me debía parecer una máquina moustrosa ).
Un buen día, mi viejo me hizo engominar el pelo, peinado con raya al costado y vestir camisa y corbata. Tempranito nos apersonamos al cuartel y había una grave solemnidad, y rostros duros entre los compañeros docentes de mi viejo.
En la Plaza de Armas, las tropas, formadas con equipo completo, fueron despedidos por los oficiales a cargo, en espera que "todos" cumplieran su deber. Aún resuena en mis oídos "Subordinación y Valor!: Para defender a la Patria". Estimados, se te ponía la piel de gallina, un escalofrío te recorría el cuerpo, y allí, con mis doce añitos, me terminé de dar cuenta que se iniciaba la guerra...
No recuerdo como siguió la cosa exactamente, pero tengo la imagen vívida de estar sentado en un pequeña elevación con cespéd, a un costado de la calle de salida principal y ver el desfile de camiones abandonando el cuartel, porque se iba a la guerra...
Lo más surrealista, fue que en los días subsiguientes, cuando salía a andar en bicicleta con otros chicos del barrio, nada de eso parecía afectar la vida cotidiana, salvo que después a la noche, en mi casa, mi viejo leía algunas cartas que recibía de algunos conscriptos que estaban allá lejos en el sur, muchas veces tachadas con esas líneas rojas producto de la censura militar...

Esa fue mi más cercana experiencia de conflicto. En el '79 falleció mi papá y se rompió en vínculo con los "bichos verdes", asi que solo me llegaron comentarios sobre los movimientos por Malvinas.

Pero todavía puedo sentir el quejido de los camiones y las caras asustadas? serias? indiferentes? de aquellos jóvenes que asomaban por la lona trasera...

[Leovigildo]

Prostock, eres bueno, muy bueno, che. Bien escrito, bien narrado, con ritmo, con infinito potencial. Gran relato corto, que se me queda corto...da juego para una novela o una película, en serio. Busquemos una productora y montemos el guión.

Sobre todo cuando hablas de esa dualidad entre la vida cotidiana y lo que se vivía en la Patagonia. Los camiones marchándose, la fascinación ante lo sólo vislumbrado. Las clases elementales al finalizar la instrucción. Y el escalofrío ante los tambores patrios. Uffff...difícil época la de tu país, que a España llega sesgada sólo con películas como "El secreto de sus ojos".

Lo que tengo claro es que al final los mejores relatos se capturan sólo por aquellos ojos que tienen la sensibilidad para verlos.

Un abrazo.

[kummetz1938]

Buen relato que me recuerda dos cosas. Mi visita a Ushuaia, un lugar muy pacífico, denominado como la Tierra del Fin del Mundo.La primera impresión: una nitidez del paisaje casi irreal, posiblemente por ausencia de toda clase de contaminación. Los tejados parecían todos recién pintados. Tuve ocasión de hacer buenas fotos y la población muy amable y hospitalitaria.
Lo demás me recuerda pocos días antes de Navidad de 1957, cuando prestando servicio en un dragaminas con base en Palma de Mallorca, se suspendieron todos los permisos de vacaciones. Era el conflicto del Ifni, y estuvimos como quien dice en "alerta roja", preparándonos para zarpar hacia aquella zona. Casi toda la tripulación estaba muy poco entusiasmada a la vista de la suspensión de vacaciones. Yo por el contrario estaba vibrando de entusiasmo pensando que al fin íbamos a dejar la rutina y entrar en acción .Pocos días después quedó la "alerta roja" suspendida y con ella mi entusiasmo para tener la ocasión de vivir algo novedoso. Me faltaban pocas semanas para cumplir los 20 inviernos. Juventud, juventud que ya no volverá....pero aún quedan los recuerdos, que es casi el sustento de los septagenarios que aún tenemos la suerte de estar presentes y lúcidos.A diario le doy las gracias a un Todopoderoso por poder vivirlo y compartirlo con generaciones más jóvenes.
Amén de poder decir: Me encanta jugar con el SHIII y estar en compañía de muy nobles camaradas.