El héroe ecuatoriano

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Nazarius
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El héroe ecuatoriano

El alférez Suárez Veintimilla, tras caer herido mortalmente en 1922, en el sector de Beni-Aros, fue enterrado con honores en el cementerio de Santa Catalina, cubierto por la bandera de Ecuador y España. Esta es su historia.

El 25 de junio de 1922, fue trasladado el cadáver del Alférez ecuatoriano Francisco Suárez Veintimilla, a Ceuta desde el campamento de Beni-Aros, donde falleció, tras caer herido el día 19, en el avance de las tropas de Regulares, sobre Zamade Siddi-Issef el Tallidi. Cuando se encontraba con sus compañeros al sector de Beni-Aros muy cerca de la línea de combate, el estaba al mando de un pequeño grupo donde se generalizó la lucha cuerpo a cuerpo. Su Ordenanza cayó a su lado y el fue herido mortalmente en el campo de batalla, con tan solo 27 años recién cumplidos.
El día 24 las fuerzas españolas pudieron retomar el puesto y cubrieron su cadáver con las banderas del Ecuador y España.

Tras el entierro, llevado a cabo con todos los honores fue enterrado en el Panteón de Regulares del Cementerio de Ceuta. Le tributaron honores correspondientes a su jerarquía asistiendo al sepelio una sección de cada arma, oficiales del ejército y de los barcos de guerra surtos en el puerto, representantes de las sociedades, municipios y ceutíes en general.
Los diferentes diarios nacionales escribieron “del joven héroe”, se habló entonces de la solidaridad de España y los pueblos de America. La Academia de caballería de Valladolid puso su nombre en el Cuadro de Honor Institucional y el Coronel Director, Pedro Gómez Medina, hizo leer al alumnado un Manifiesto a la memoria del héroe caído en acto de extrema heroicidad. Es considerado por el Estado español desde 1922 como “Héroe Español” y “Héroe Nacional”, se conserva una placa en su memoria en Tetuán de las Victorias.

Había nacido en 1895 en Otavalo (Provincia de Imbabura) Ecuador, embarcado en 1917 a España, fue aceptado en la Academia de Caballería de Valladolid y descolló por sus magnificas calificaciones, ejemplar conducta y arrojo en la instrucción física. Finalizada su carrera obtuvo la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco y sus profesores y compañeros le entregaron una insignia de oro con las armas de España.
El rey Alfonso XIII le recibió en audiencia especial y quedó tan encantado de su conversación que le entregó un retrato suyo con un sincero autógrafo, expresivo y cordial. El 21 de abril de 1922 fue promovido al grado de Alférez de Caballería y pidió su traslado a Ceuta, al Grupo de Fuerzas regulares número 3, como Ayudante del Teniente Coronel Miguel Ponte, Marqués de Bóveda de Limia, pero le informaron que siendo extranjero podía ser agregado al cuartel general, en cuyo caso no sería destinado al frente de batalla en el Protectorado Español en Marruecos, sugerencia que le pareció totalmente indecorosa y fuera de sus principios, de suerte que pidió que se le pusieran a la vanguardia de su Grupo de Caballerías, es decir, en el sitio de mayor peligro.

Se conoce que uno de sus camaradas de armas intentó disuadirlo, haciéndole ver que por su cualidad de extranjero no tenía para que correr los peligros de la campaña. Y el joven Suárez Veintimilla contestó: “Yo no puedo creerme extranjero en España. Mi Patria es mi Ecuador amado, y lo será mientras viva; pero España me ha dado un uniforme que tengo que honrar. Y para mi, como debe ser para todos los americanos, España, aunque no sea mi Patria merece todo el cariño, porque es la madre de mi país natal”.

El Congreso Español, a petición del diputado Viguri, después de entusiasta acogida por el Gobierno, acordó unánime expresión y sentimiento de gratitud nacional por la muerte heroica en Marruecos del valiente Oficial Ecuatoriano Suárez Veintimilla, que estudió en nuestras Academias y que ha demostrado amor a España peleando por sus nobles ideales en nuestras filas, para perpetuar sus virtudes. En Ecuador para perpetuar su memoria se erigió en 1923 una estatua que expresa el sentimiento de gratitud de España hacia este héroe ecuatoriano. El Alférez Francisco Suárez Veintimilla, constituyó un homenaje de la colonia española residente en Ecuador, siendo inaugurado en mayo de 1923. Fue elaborado por el artista Nicolás Delgado. A esa ceremonia asistieron el presidente de la República, José Luis Tamayo y los ministros de Relaciones Exteriores, de Interior y de Guerra y Marina.

El monumento es simbólico, representado por una mujer semidesnuda cubierta en parte con un manto esculpido en piedra, quien personifica la gloria y el honor, mientras que el globo terráqueo en el que están America, Europa y África, simboliza la amistad y la unión entre Ecuador y España. El triunfo está también representado por la corona de laureles y la trompeta. Suárez Veintimilla es considerado en Ecuador como uno de los símbolos de la hispanidad en su máxima expresión de heroicidad, hasta el punto de entregar su propia vida por ella en pleno Siglo XX.

Conferencia pronunciada en Valladolid

El Alférez de Regulares de Ceuta número 3, Francisco Suárez Veintimilla expuso unos años antes de su ingreso en Ceuta, en el Colegio de San José de Valladolid, cuando era alumno de la Academia de Caballería, con motivo de la fiesta de la Raza. “Los pueblos de América en vos (Madre Patria) sus ojos tienen fijos, y “hay mil cachorros sueltos del León español” (como dijo el gran poeta americano) que bien y sienten y se enardecen con las mismas glorias que vosotros, con vuestra historia, que es también la nuestra, y con ella íntimamente unida llegará ¿por qué no creerlo con toda fe y esperanza?, a ilustrarse otra vez en una nueva época de mayor y más glorioso apogeo de la raza hispánica en ambos continentes”.

Su pensamiento en la defensa de sus raíces latinoamericanas… "Hay quien habla necia e ignorantemente, ¡vergüenza para ellos!, de la inferioridad de nuestra raza, respecto a otras, que en este siglo de industrialismo han llegado a una mayor prosperidad económica o material. Precisamente eso afirma aún más nuestra superioridad espiritual. ¿No es ejemplo que admiramos todos, y en todo tiempo, el de aquellos hombres extraordinarios que abstraídos de las miserables materialidades de la vida, parecen vivir en un ambiente más puro y más alto, consagrados exclusivamente a las elevadas y nobles aspiraciones del espíritu y que sólo buscan en las cosas su más íntima comprensión de bondad y belleza? Comparemos este caso con el de aquellos que, en nombre del tan decantado progreso del día talan nuestros bosques y los despojan y despueblan de todo lo que hay de más hermoso y amable en la Naturaleza, que no aman, ni la comprenden, ni les interesa sino martirizarla, convirtiendo la Tierra en inmenso erial, de donde han huido el Amor y la Poesía, pareciendo quedar ya sólo, enseñoreados del Mundo, el Hastío y la Desesperación”.

“No somos civilizados, es verdad; no sabemos vivir como requiere lo que se llama el “progreso moderno”, porque no sabemos torturar a la Naturaleza para satisfacción de todos nuestros caprichos y egoísmos; porque no sabemos las reglas del interés compuesto y del tanto por ciento; porque no pretendemos convertir en oro todo lo que tocamos, no nos pase lo que a aquel rey de la leyenda; porque caminamos siempre con la cabeza alta, los ojos fijos en las estrellas y en lo que hay más allá…; porque es nuestro corazón demasiado sensible a todos los nobles sentimientos, porque nuestra Alma demasiado desprendida de la Tierra, demasiado elevada y espiritual”.

“La raza subsiste aún fuerte y potente, la fe es grande e inconmovible, y la sangre de los conquistadores alienta aún con vivo impulso en nosotros. Creámoslo con esa fe y entusiasmo con que aquellos españoles del siglo heroico se adelantaban, con la mirada serena y el paso triunfal, a la conquista de un Mundo, confiando solo en el poder de sus espadas, que tenían el temple de su alma, y que eran en sus manos vivo relámpago que les abría el paso de la fortuna y de la gloria, confortados en la desgracia de aquella dura y tormentosa existencia por la cruz que acompañaba todos sus pasos y que formaba la fuerte empuñadura de sus espadas”. “Una noble ambición de poder y gloria les impulsaba, y si hubo algunos que, por desgracia, extremaron su ambición y se manifestaron codiciosos y crueles, aun estos mismos eran grandes en medio de sus extravíos”.

Alférez Francisco Suárez Veintimilla

Nació en Otavalo el l de junio de 1.895, fueron sus padres Rafael Suárez España, propietario agrícola y Matilde Veintimilla. Fue bautizado el 6 de junio en la Capilla de las Hermanas de la Caridad, siendo padrino su abuelo materno Mariano Veintimilla. Siguió la primaria y parte de la secundaria en Ibarra y del Colegio Teodoro Gómez de la Torre pasó al San Gabriel de los Jesuitas en Quito, ganando dos años en uno, por su aplicación y excelente rendimiento. Bachiller de la República, ecuatoriana decidió viajar y como le obsesionaba la carrera de las armas quiso entrar en un Instituto Militar.

Embarcado en 1.917 a España, fue aceptado en la Academia de Caballería de Valladolid y descolló por sus magnificas calificaciones, ejemplar conducta y arrojo en la instrucción física. Sus profesores le consideraban un perfecto caballero, un hidalgo ejemplar. Como anécdota se refiere que durante algunos meses dejaron de llegarle de América los fondos necesarios para sus gastos, pero que él decidió pasar penurias antes que solicitar préstamos, lo que al ser conocido en la Academia motivó a sus superiores a ofrecerle el uso de un crédito si se repetía el caso.
Finalizada su carrera obtuvo la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco. El 21 de abril de 1.922 fue promovido al grado de Alférez de Caballería y como España se encontraba en guerra en Marruecos pidió su pase al Grupo de Fuerzas regulares de Ceuta número 3. Tras llegar a Ceuta, se trasladó con sus compañeros al sector de Beni - Aros muy cerca de la línea de combate y el 19 de junio siguiente las fuerzas marroquíes lanzaron una feroz avanzada, el día 24 las fuerzas españolas pudieron retomar el puesto y cubrieron su cadáver con las banderas del Ecuador y España.

La muerte "del joven héroe" fue publicada en el ABC de Madrid el 1 de julio. Se habló entonces de la solidaridad de España y los pueblos de América. La Academia de caballería de Valladolid puso su nombre en el Cuadro de Honor Institucional y el Coronel Director, Pedro Gómez Medina, hizo leer al alumnado un Manifiesto a la memoria del héroe caído en acto de extrema heroicidad.
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kummetz1938
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Re: El héroe ecuatoriano

En esta campaña africana participó mi padre. Él tenía entonces 23 años.
jaumem
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Re: El héroe ecuatoriano

kummetz1938 escribió:En esta campaña africana participó mi padre. Él tenía entonces 23 años.
Suma y sigue Kummetz, estás hasta en la sopa :lol:

Gracias Naza ::maestro:
kummetz1938
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Re: El héroe ecuatoriano

¿Y donde crees, Jaumem, estaban miles de españoles en las citadas fechas a no ser que por su posición social o enchufes, recomendaciones pudieran escabullirse de esa campaña africana?.¡Pregúntales a tus abuelos o a los hermanos de ellos, si aún viven, por donde pasaban sus "vacaciones" ::juas:: :wink:
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