DIARIO DE A BORDO

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Kamille Rososvky
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DIARIO DE A BORDO

este artículo me lo envío un colega, profesor de historia. Saludos de

Fuente: de lioros de Historia de la II guerra

Diario de a Bordo de un comandante alemán.

Del Diario de a bordo del teniente de navío Reinhard Hardegen, comandante de U-123 en patrulla por las costas de Estados Unidos.

Enero, 13
Lástima que estando delante de Nueva York no tenga conmigo dos grandes minadores para poner bancos explosivos, y esta noche diez o veinte submarinos además del mío.
Estoy seguro de que todos habrían logrado éxitos muy satisfactorios. He podido contar una veintena de mercantes, parte de ellos con las luces de posición encendidas, que se permanecían muy cerca de la costa.

Enero, 19

Emerjo hacia la una frente al cabo Hatteras. Tengo todavía 6 torpedos. Debo utilizarlos aquí. A las 3:04 horas una luz a la derecha. Un mercante de 4.000 toneladas muy cargado. Lanzo desde 800 metros a las 4:41. Fallado.
El torpedo a tomado una falsa trayectoria; lo indica sin posibilidad de duda nuestro aparato de escucha que sigue la marcha del torpedo. En el barco no se han percatado de nada. Me acerco a 400, a 300 metros detrás de él, sobre su misma ruta y a su misma velocidad, y luego adelanto a la derecha a toda velocidad. A algunas millas al noroeste de la boya de Wimble Shoal lanzo otro torpedo a distancia de 450. el proyectil acierta al mercante a popa de la chimenea y lanza al aire una canoa de salvamento y parte la superestructura… La nave se hunde con rapidez; la popa choca pesadamente con el fondo del mar mientras la proa se dirige al cielo. Durante el ataque han pasado otros tres buques en sentido opuesto, con rumbo a mar abierto. ¿Han oído la explosión? Pronto lo sabré. A toda velocidad parto en su seguimiento. No, porque mientras tanto me he fijado en una luz que me interesa mas. Esta vez se trata de un barco de pequeño cabotaje, demasiado pequeño para uno de los cuatro torpedos que me quedan. Me abstengo.
Llegan otros. El siguiente mercante debe desplazar casi 4.000 toneladas. Está tan próximo a las balizas del canal que debo atacar en un punto donde la profundidad es apenas de 7-8 metros, teniendo en cuenta la claridad que proviene de la orilla. ¡Menuda desgracia para mi si me descubre! En esta profundidad no puedo sumergirme. Los barcos siguen abundando por el paraje. Una nave enorme pasa delante de mi y naturalmente me localiza. No tengo otra posibilidad. La gran nave se dirige a nosotros directamente para tratar de embestirnos. No había previsto tal eventualidad y suponía que habría escapado. La distancia que nos separa es sólo de 400 metros, pero los motores rugen a todo régimen. El agua no es mas profunda de 20 metros. Para la inmersión rápida, a toda velocidad, la profundidad no es suficiente y además, de todos modos la nave me embestiría durante la inmersión.
A 600 metros el petrolero Osmos II de 16.966 toneladas comienza a seguirnos. Creera que tenemos entre manos algo feo. No conociendo bien los submarinos, el comandante del petrolero no puede saber que una “vaca marina” difícilmente puede sumergirse con un fondo de solo veinte metros. Es ya una suerte que no pueda hacer fuego a causa de la altura de su proa. Lentamente la distancia aumenta y dos horas después ya no pueden alcanzarnos. Comunican todavía nuestra posición y nuestra ruta y dan a la aviación los datos goniométricos. Regulo la trayectoria del torpedo a dos metros para que, al salir del tubo de lanzamiento, no vaya a hincarse de cabeza en el fondo del mar.
Para estar seguro de hacer blanco me acerco a 250 metros, El torpedo da dos saltos fuera del agua, prosigue su curso en una estela de espuma y acierta a la nave en la parte de popa. El estruendo de la explosión nos zumba en los oídos, y el submarino tiembla. Una verdadera suerte que no nos haya sucedido nada. Poco tiempo después el mercante reposa en el fondo del mar.
Son las 9:30. Detrás de mi varias luces a la vista, cinco buques en fila india. El de cabeza es un petrolero. Sobre el horizonte me parece bastante corto, lo calculo de solo 2.000 toneladas. ¡No vale un torpedo! Entonces con el cañón. Me pongo en su estela. Los otros cuatro barcos están a 2.000, 3.000 metros a popa, luego bastante alejados. Emerjo detrás de él.
A las 10:34 mando abrir el fuego, todo va de maravilla. El petrolero ha recibido al menos seis proyectiles a popa, en las maquinas. Se para y se incendia. Ya que esta ardiendo, juzgo que por el momento ya tiene suficiente y voy a ocuparme de los otros con los torpedos. La nave mas cercana marcha a 14-15 nudos, y así tengo dificultad para alcanzarla. Pero ya otra viene en sentido inverso dirigida al norte. ¡Dios mío, que trafico! Por tanto, cambio de blanco. Pero también ésta se aleja velozmente, y dentro de poco sera de dia. Apenas tendré tiempo de lanzar antes de que se levante el sol.
En este momento mi petrolero transmite por radio que sigue en llamas, que ha sido atacado a cañonazos por un submarino y que hay que avisar a la primera estación naval.
Se trata del Malay, 8027 toneladas de desplazamiento. No pensaba que pudiera ser tan grande. Tengo que darle el golpe de gracia. Desdichadamente se para un diesel por rotura de un tubo de refrigeración. Me lanzo a toda velocidad con un solo motor válido contra otro mercante. A las 12 llego a una distancia de 450 metros y lanzo. Toco el blanco detrás de la chimenea. El carguero destrozado, se hunde pesadamente. Con este buque el submarino habrá hundido mas de un total de 200.000 toneladas, de ellas 100.000 bajo mi mando.
Y ahora, rápido hacia el Malay que ha apagado su incendio y señala por radio que se ha salvado. Pero ya no se ve. Para nuestra fortuna el fuego se reaviva a bordo. Lo seguimos con el olfato, cuando vemos dos sombras paradas ante nosotros. Poco antes de llegar nosotros, el petrolero sale hacia Norfolk, a 340º. La otra nave City of Delhi, de 7.442 toneladas de desplazamiento, esta bajando al mar una lancha. Podría lanzar muy bien sobre este barco parado, pero me molesta ver todavía a salvo el petrolero. Quiero aguarle la fiesta, ya que lleva un cargamento precioso. Son ahora las 12:44, y voy a dar el golpe de gracia al petrolero. Después de una carrera de 28 segundos, blanco en las maquinas a popa. Esto es lo que pasa cuando se anuncia demasiado pronto la salvación. ¡Estábamos a la escucha a 600 metros! Ahora parece lo mejor es que me aleje, con los motores a toda marcha.
Kamille Rososvky
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Spree
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Re: DIARIO DE A BORDO

Gracias camarada por el relato, muy ameno.
EDU100
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Re: DIARIO DE A BORDO

Un estupendo relato
Saludos Kamille. Edu ::marin:
CHARLY1989
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Re: DIARIO DE A BORDO

Muy ameno e interesante relato, gracias Kamille... ::plas:
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