La evasión del Casabianca.

[Soulman]

CUARTA PARTE Y ULTIMA.


A las 2h., la noche es perfectamente clara. Nos sumergimos. Calculamos el plan cuanto nos fue posible, a sabiendas de que sería erróneo porque algunos días antes de evadirnos fue necesario, por razones técnicas muy largas de explicar, entrar en dique para cambiar las hélices. No tuvimos tiempo de hacer mediciones exactas de velocidad tomando como base las que obtuvimos en Salins-d´Hyéres. Por consiguiente, ignoramos nuestra velocidad exacta en razón de revoluciones del eje. ¡Qué sea lo que Dios quiera!
Al acercarnos hacemos funcionar nuestro detector de ondas ultrasónicas para perturbar los barridos de asdic de los cazasubmarinos aliados.
A las 7h., al amanecer, ascendemos para explorar el hoizonte. ¡ Qué horror! Hemos ido mas deprisa de lo calculado y el faro de Matifou aparece muy cerca. Nuestro escucha capta barridos de asdic. Mirando en torno mío, veo media docena de cazasubmarinos ingleses que navegan lentamente entre Matifou y Caxine, los puntos este y oeste de la entrada de la bahía de Argel; es la cortina de protección antisubmarina de la aramada fondeada en la rada exterior.

Estamos justo en medio del círculo. ¡En cuanto nos vea una corbeta inglesa seremos cazados, bombardeados y hundidos! Tan cerca ya del objetivo.
A las 7h. 15 aún no me he decidido a salir a la superficie. Desde el puesto central, los minutos me son anunciados implacablemente.
-Preparados para emerger-, me repite el altavoz.
Explico a Bellet la situación y le pido que se prepare a izar el mástil de vigía y haga subir al puente, en cuanto salgamos a superficie, a dos hombres, que agitarán la bandera francesa delante del cañón. Hay que actuar deprisa. Bajamos a 40 metros, dispuestos a vaciar los tanques de lastre a toda prisa para subir de golpe a la superficie, a fin de despejar completamente la cubierta permitiendo así a nuestros amigos reconocer enseguida la silueta característica de un submarino francés de 1.500 toneladas.

A las 7h. 18 emergemos lo más rápidamente posible. La corbeta inglesa más próxima reacciona enseguida. Pone proa hacia nosotros, pidiéndonos santo y seña.
¡Pero nosotros lo desconocemos! La corbeta entonces arma su cañón de proa, lo carga y se dispone a disparar. Nuestro gran proyector está por fin montado en la bañera y transmitimos nerviosamente: Casabianca, Casabianca, french submarine.
Los ingleses están a 300 metros y ven a los dos hombres que tienen la bandera en nuestra proa.
Pero temiendo una emboscada, dan vueltas a nuestro alrededor dispuestos a disparar.
La siguiente conversación se lleva a cabo por medio de señales luminosas.:
-¿Por qué no dice santo y seña?
- Lo ignoro.
-¿Qué hace entonces su oficial de anlace británico?
-No lo tengo.
-¿Por qué?
- Venimos de Tolón.
Entonces el comandante inglés tira su gorra al aire en señal de alegría.
La tripulación inglesa lanza hurras.
- Please follow me into the harbour.

Los restantes barcos vuelvan hacer la guardia y nosotros seguimos a nuestra escolta, con el corazón, ¡por fin!, lleno de alegría.

La corbeta comunica nuestra llegada a las autoridades de Argel. El proyector del Almirantazgo francés nos indica nuestro puesto de amarre.
Todo el mundo se azicala en el Casabianca. Bellet hace que los dos marineros más fornidos se vistan de uniforme, dispuestos a acompañarme a tierra armados hasta los dientes. No sabemos, en efecto, como se presentarán las cosas en los muelles. Digo a mi ordenanza que me traiga mi gorra nueva y no la encuentra. Me pongo furioso, pero comprendo lo que pasa enseguida. A la salida de Tolón, Bellet nos hizo poner los cascos. Mi hermosa gorra y los gorros de los marineros que estaban en la pasarela se quedaron fuera sobre la bañera, y cuando nos sumergimos a causa del bombardeo, se quedaron en el agua.
Espero que no los pesquen los alemanes, porque las cintas de los gorros llevan el nombre del barco. ¡Eso bastaría para que nos den por desaparecidos y nos lloren nuestras familias!
Pero la radio ya no tardará en disparar su inquietud. La B.B.C. no dejará de reservarnos un pequeño espacio muy sentido en su comunicado.
Al acercarnos a la entrada del puerto vemos a las tripulaciones de los barcos agolpados en el puente para saludarnos. En el extremo del dique Norte se alinean los marinos de uniforme, con bayonetas caladas. Las trompetas están preparadas para tocar. Algunos jefes, entre los cuales hay un almirante, nos esperan en posición de firmes.
Cuando entramos en el puerto suenan las trompetas, tocan ¡firmes! Los marineros presentan armas y todos saludan muy rígidos.
Tensos por la emoción, maniobramos para atracar en el muelle Norte, el costado paralelo a las balsas, la proa hacia el muelle y la popa amarrada a una boya.
Luego se dan las órdenes habituales: -Paren los motores.
- Fijen el timón.
- Tomen posición de descanso y abandonen los puestos de combate.

Estamos a 30 de noviembre de 1942, a las 9h. 45 de la mañana, en el puesto número 9 de fondeo del dique norte de Argel.
¡Al fin hemos llegado! Los hombres se apresuran en el interior para preparar el Casabianca al fondeo, antes de abrir las escotillas. Se realiza la maniobra.
Bellet y yo recorremos el puente con emoción y orgullo mientras que Chailley y Lasserre terminan la operación de amarre con los equipos de cubierta.
Le vicealmirante jefe de la base de Argel sube a bordo y nos estrecha afectuosamente las manos.
- Les felicito. ¿Puedo ver a la tripulación?
- Almirante, están trabajando para efectuar el fondeo; las escotillas están cerradas todavía.
- No importa; entraré por la torre. Quiero felicitarlos en seguida. Yo encontraré el camino. Siga usted su trabajo.
El Vicealmirante baja por la escotilla de la torre.

Abajo, los hombres hacen girar las manivelas y lo preparan todo para la estadía.
Uno de ellos ve en la escalera un bajo de pantalón impecable y se asombra. Luego aparecen tres estrellas. Finalmente se encuentra ante un almirante que le tiende la mano y le dice:
- Te felicito muchacho. ¿Estás contento de estar aquí?
El marinero, intimidado, vacila y contesta:
- Caramba, almirante; estoy contento de seguir a bordo.
Por lo visto, la palabra aquí, no le ha evocado que está en Argel, que está al fin del lado bueno. No evoca en él ninguna idea estratégica.
Como sus compañeros, lo que quería era luchar en su barco contra el enemigo.
Las últimas horas fueron tan ricas en acontecimientos y emociones y tuvo tan poco tiempo para pensar en la terminación de esta aventura, que la idea de lugar le es aún indiferente. Está dispuesto a luchar en cualquier sitio donde se luche, sin preferencia alguna.
Y está contento de seguir a bordo. Ha dicho las palabras justas que debe decir un marino.
Son las palabras que todos pronunciamos en nuestros corazones. En el Casabianca o en cualquier otro barco. Este marinero es fiel intérprete de toda la marina.

FIN.


1949. Comandant L´Herminier.
Traducido del francés y condensado del libro Casabianca, publicado por Editions France-Empire, París.

Extraído de Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial. Tomo 2. De Peal Harbor a Stalingrado, en su segunda edición. Selecciones del Reader´s Digest.
Y se acabó Camaradas, espero que fuera de vuestro agrado.
Dedicado a todos los componentes de la 24f y en especial a Nazarius y Siurell.

Un saludo.

[Manpegao]

¡Pos no que me he emocionado y todo....! Excelente, Soulman....

[Cpt_Morgan]

Genial soul...

pedazo de relato...!!!!

[Siurell]

Y se acabó Camaradas, espero que fuera de vuestro agrado.
Dedicado a todos los componentes de la 24f y en especial a Nazarius y Siurell.

[Kamille Rososvky]

Muy bueno el realto Soulman. ¿Cuando vas a obsequiarnos con otro? sabes habaía comenzado a lleerlo cuando lo que sea que hace que este Ordenador se comporte como un pirata, ¡¡me dejo siempre con la misma página!!.
Perdí realtos hilos que ahora voy leyendo ¿Así que, puedes ir preparando otro? ¡¡Saludos Comandante !! Kamille Rososvky

[Soulman]

Claro Kamille, tengo otro bien guardado y preparado. En estos momentos ando algo liado con los trabajos del A.M.C. Pero en cuanto encuentre un momento lo preparo y lo paso al foro.

Lo malo del relato que tengo guardado es su magnitud. Lo tenía reservado para una ocasión especial, pero que demonios, cuanto antes mejor.

Y que no se me olvide: muchas gracias por tus aportaciones.

Recibe un cordial saludo.

[kummetz1938]

Un final feliz para una auténtica odisea, en la que el azar , valor y pericia marinera son los principales ingredientes.- Un estupendo relato que además visualiza el tremendo dilema entre la "Francia libre" y los alemanes, en un momento muy critico de la IIGM.

[Kamenz]

El comandante Soulman, a pesar de estar herido, ha mantenido un singular combate con un texto en frances, hasta conseguir derrotarlo.
Y todo ello, para deleite del foro.

Inclino la cerviz
Y propongo seriamente que la comandancia le premie con una condecoración adecuada. La medalla de herido, por ejemplo.

Y sea, o no sea, de momento, mi agradecimiento, se lo lleva.


Gracias Soul.