It's a long way to Tipperary!!

Foro dedicado a relatar y comentar las patrullas single y multiplayer del Silent Hunter III

Moderador: MODERACION

Lino
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It's a long way to Tipperary!!

Hola a todos.

Después de unas merecidas vacaciones, creo que es hora de volver a hacerme a la mar. En principio pensaba empezar a navegar con el SHIV, pero mi pobre tarjeta gráfica no da más de sí, y el rendimiento de este simulador en mi equipo es penoso. Por lo tanto, de momento he decidido dejarlo aparcado hasta que pueda renovar mi ordenador y hasta que se solventen los graves bugs del simulador. O sea, que de momento volvemos al Atlántico.

Ya había empezado una campaña pero, la verdad, me lo paso mucho mejor cuando escribo las batallitas para que otros las lean. Si no se me hace un poco insulso. Así, que sin más preámbulos, coged vuestros chalecos, despediros de vuestras mujeres por un tiempo, y subid a bordo.

Las condiciones son las siguientes:
a) Mega-Mod GWX actualizado a la versión 1.03 junto con el SH3 Commander. También uso un mod que enturbia el agua y que deja una visibilidad de sólo 30 metros.
b) Nivel de realismo del 90%. Todo en full real (TDC manual), pero esta vez he decidido activar las vistas externas. He jugado un par de partidas con ellas y casi había olvidado la maravilla gráfica que representa el SHIII. De todos modos, no las usaré nunca en combate ni para obtener beneficio alguno. Su única finalidad será la de ofrecer “fotos bonitas”.
c) En principio quiero regresar a casa vivo. Eso quiere decir que las misiones suicidas están de más, aunque cuando sea necesario arriesgar lo haré.
d)Esto se acabará cuando me hundan. Espero que sea lo más tarde posible. Sólo suspenderé la campaña por causas de fuerza mayor.
e) No puedo asegurar una periodicidad fija de los informes. El AAR anterior duró casi cuatro meses, o sea, que va para largo. En verano me voy un mes al extranjero. Podéis considerarlo como un permiso.

1 de Septiembre de 1939

Todos los hombres de mi tripulación se encuentran formados ante mí. Es una estampa que se viene repitiendo desde tiempos inmemoriales en todas las Armadas del mundo: la llegada del nuevo comandante de la nave. Saludo al ingeniero jefe y al primer oficial, ambos muy jóvenes. Después de unas breves palabras de presentación ordeno zarpar inmediatamente. El U7, un pequeño tipo-II, hace días que está preparado. Sólo esperaban mi llegada y supongo que la tripulación está ansiosa por hacerse a la mar.
Las órdenes llegaron esta misma tarde y de manera apresurada. Según el despacho debía presentarme al caer el sol en la dársena de muelle sur de Kiel, en donde el U7 estaría esperándome listo para zarpar. Nuestro objetivo, a priori, era un sencilla misión de patrulla por las aguas costeras de Gran Bretaña, aunque la delicada situación internacional nos obligará a estar muy atentos. La escasa autonomía de esta clase de submarinos no da para más. De momento, lo único que puedo hacer es soñar con uno de los flamantes tipo VII.

A las 19:30 horas soltamos amarras y partimos hacia la entrada del canal de Kiel, que nos llevará hasta el norte de Hamburgo, en donde pondremos proa hacia el norte. Aprovecho para sacar una foto del muelle de Kiel antes de partir.

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Antes de entrar en el canal recibimos un mensaje por radio. Nuevas órdenes. Parece ser que la cosa se complica.

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Si Polonia ha atacado instalaciones alemanas eso sólo puede significar una cosa: la guerra. La preocupación máxima son las intenciones de Gran Bretaña y de Francia.
De momento seguimos con nuestra misión, aunque la tensión se nota en las caras de todos los tripulantes.

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Una hora después de zarpar pasamos por debajo de uno de los puentes de Kiel.

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Cuando ya está amaneciendo llegamos a la salida del canal, al norte de Hamburgo. De esta manera nos hemos ahorrado tener que bordear toda la península danesa.

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Los malos presagios se confirman. Sucesivos informes de radio nos informan de que estamos en guerra contra Polonia, Inglaterra y Francia. Espero que todos estos años de adiestramiento hayan servido y podamos servir a nuestra patria de la mejor manera posible.

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Ponemos proa al cuadrante AN21, frente a las isla Shetland. La distancia es larga y se encuentra cerca del alcance máximo de estos pequeños uboats. Ordeno navegar a 4 nudos y establezco un sistema de guardias en el puente. Esto ya no son maniobras. Ahora se trata de hundir y que no te hundan.
El tiempo empeora por momentos:

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Llegamos a nuestra zona de patrulla sin avistar ni un solo buque. El fuel escasea y debo ordenar el regreso a puerto. Como no consiga un uboat nuevo pronto, me parece que lo único que voy a hacer será pasearme por el mar de Norte sin ningún resultado. Los hombres se encuentran un poco defraudados.

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Casi nos quedamos sin fuel y debo parar a repostar en Cuxhaven. Poco después embocamos el canal y regresamos a Kiel al día siguiente, 20 de septiembre. En total hemos estado navegando 20 días. Voy a ver si consigo que me asignen un tipo VII.

Saludos
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Merodeador
Leutnant zur See
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Suerte en la proxima patrulla comandante, espero ansioso el inicio de la segunda patrulla. Me estoy animando contar mis aventuras tambien ahora que he empezado una nueva carrera.
Favre
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Venga, que de aquí sale el futuro Lothar Günther Buchheim de los U-boote virtuales.

Saludos.
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Lino
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4 de Octubre de 2007

Después de haber estado descansando dos semanas nos hacemos de nuevo a la mar. Debo decir que al regreso de mi primera patrulla fui ascendido a Oberleutnant zur See, y que a todos los miembros de mi tripulación que ya hubiesen realizado alguna otra patrulla se les impuso la U-boots-Kriegsabzeichen. Y también quiero apuntar que la dotación del submarino es de 28 hombres, entre oficiales, suboficiales y marinería. Todos ellos son marineros muy curtidos y se han formado en las diferentes bases del mar del Norte y del Báltico. Más de la mitad de ellos provienen de la marina mercante.
De momento no he tenido suerte en mi requerimiento de un tipo VII, así que me tendré que conformar con seguir navegando en el mar del Norte.
Esta vez se nos ordena patrullar en el Skagerrak. Parece ser que existen buques polacos e ingleses que se quedaron atrapados en los puertos suecos y noruegos y que están intentando llegar como sea a puertos ingleses. Nuestra misión es impedirlo.
Aquí podemos ver nuestras órdenes:

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Como se puede ver, la URSS se ha unido a Alemania en la invasión de Polonia. No es que sea mucho consuelo, pero al menos disponemos de algún aliado. Si tenemos que enfrentarnos contra la Home Fleet toda ayuda será poca.
Salimos de Kiel al atardecer. La salida de un uboot siempre es motivo de expectación y el muelle se encuentra abarrotado de gente. Un grupo de jóvenes de la ciudad entona el das Deutschlandliedmientra zarpamos.

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Esta vez no navegaremos por el canal de Kiel, sino que pondremos proa al norte directamente. Dos días después de partir nos llegan buenas noticias. Polonia ha caído.

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La moral de la tripulación es alta y todos estamos deseosos de poder conseguir nuestra primera pieza:

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Tras cuatro días de navegación no hemos avistado ni un solo barco. Pongo rumbo al noroeste y decido acercarme a los fiordos que protegen el puerto de Bergen, a ver si hay mejor suerte. De repente, el día 13 un serviola avisa de un contacto.

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Hay que ir con cuidado, pues estamos en aguas noruegas y es posible que sea un buque neutral. Tenemos órdenes tajantes de no atacar barcos de países neutrales, así que decido acercarme con mucho cuidado y la proa sumergida. Enseguida puedo observar que es un buque alemán. Lo dejamos pasar y le mandamos un saludo.

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Nuevas órdenes nos hacen abrir los ojos. La guerra se vuelve más cruenta:

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Volvemos aponer proa al sur y el día 17 avistamos otro buque proveniente del Báltico, con demora 270. Es posible que sea también un buque alemán o noruego. Me acerco discretamente.

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Cuando estamos a unas 2 millas y media, el buque cambia su rumbo de repente y aumenta su velocidad bruscamente. Me sorprende mucho que nos haya podido detectar a esta distancia ya que había ordenado navegar con la cubierta sumergida y solamente la vela de U7 era visible. De todos modos no hay un minuto que perder. Si no logro hundirlo seré el hazmerreír de toda la flota de submarinos.

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Ordeno avante toda y me dirijo hacia él. No tiene escapatoria porque ya he lanzado el contacto por radio. Estamos en medio del Skagerrak y si no lo alcanzo yo la Luftwaffe o alguno de nuestros destructores pronto se hará cargo de él. Inicialmente pone rumbo al este como si quisiera regresar de donde venía, pero pronto cambia de opinión y comprendiendo que no tiene otra opción se lanza hacia el oeste a toda máquina. Se inicia la persecución.

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Puedo ver por los prismáticos que se trata de un pequeño vapor con bandera polaca. Sus calderas sólo dan unos míseros 9 nudos, mientras que nuestro pequeño submarino puede llegar hasta los 13 nudos. En menos de quince minutos lo tenemos a media milla por la proa. El estado del mar es magnífico y simplifica mucho la persecución. Cuando estamos a 500 metros del mercante lanzo un par de torpedos. Es posible que esquive uno, pero no los dos.

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¡Impacto! Gritos de alegría salen del interior del submarino, mientras el primer oficial ordena a todos que se callen.

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El barco empieza a escorarse a estribor. La explosión del torpedo ha abierto un gran boquete por el que embarca agua a raudales. Su suerte está echada.

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En unos diez minutos el mercante desaparece tragado por las aguas. Nos hemos cobrado nuestra primera pieza.

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El fuel escasea y ordeno poner rumbo al Báltico. Cuando no ha pasado ni siquiera una hora desde el hundimiento del mercante polaco se nos avisa por radio de la presencia de un mercante a unas veinte millas al noreste de nuestra posición. Apretamos los motores y nos dirigimos a su posición. Enseguida lo avistamos. Como no me fío de que el mercante polaco haya podido lanzar algún SOS antes de irse a pique ordeno sumergirnos a cota de periscopio.

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El sonarista va cantando la posición de lo que claramente es otro mercante. Voy tomando su posición.

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En el último momento me doy cuenta de que se trata de un mercante noruego. Así que le dejamos pasar.

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Decido seguir en inmersión para no ser vistos. Como se puede apreciar, el espacio en el interior de un tipo II es muy escaso. Es lógico, ya que estos modelos se diseñaron inicialmente para patrullar solamente aguas costeras.

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Emergemos cuando ya no se distingue al mercante por el periscopio de observación. Ahora sí que debemos regresar urgentemente. Solo nos queda un 25% de fuel.

En un par de días empezamos a ver los primeros destructores alemanes. Ya estamos en casa.

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El 22 de octubre finalmente llegamos a puerto. Han sido 18 días de navegación y nos hemos cobrado un hundimiento. Se trataba del SS (Steam ship o barco de vapor) Dalblair, de 2637 toneladas de desplazamiento. No está mal para empezar. Sigo soñando con mi clase VII.
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Lino
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29 de octubre de 1939

Una semana en tierra y nos toca de nuevo hacernos a la mar. Parece ser que la Kriegsmarine necesita que todos los submarinos en condiciones de navegar estén en el mar. No hay ni un segundo de tregua y cuanto antes acabemos con el tráfico mercante inglés antes acabará este guerra. O al menos eso dicen constantemente en la radio ...
Un par de jóvenes marineros de mi tripulación han sido trasladados a un nuevo uboat. Esto quiere decir que seguramente los ascenderán. Sus plazas han sido ocupadas por dos recién llegados, muy jóvenes también, pues no tendrán más de 20 años.

Cuando mi primer oficial me avisa de que todo está en orden, ordeno largar amarras y dirigirnos a la entrada del canal de Kiel, por el que navegaremos hasta salir al mar del Norte y así podernos dirigir hacia el cuadrante AN26, nuestro punto de destino.

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Ese cuadrante se encuentra al sureste de la islas Shetland y no me gusta nada. Demasiado cerca de la costa inglesa, aguas muy minadas y constantemente vigiladas por la RAF y los destructores ingleses. Ya tengo ganas de que me envíen al Atlántico Norte, pero para eso primero necesitaré un submarino más potente, algo que de momento parece poco probable.

Al amanecer del día 30 abandonamos el canal. El mar del Norte se abre ante nosotros. En estas aguas nos podemos relajar, ya que están totalmente dominadas por nuestra flota. Algunas torpederas nos saludan mientras nos desean suerte en la patrulla.

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La navegación es apacible. Aprovechamos para realizar algunas inmersiones y comprobar que todo esté a punto. El día 1 de noviembre recibimos un mensaje.

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O sea, que el canal de la Mancha queda totalmente prohibido. Como es lógico, debe estar completamente minado. Como las minas no distinguen entre submarinos o buques de superficie ni entre ingleses ni alemanes supongo que la costa norte inglesa, hacia la que nos dirigimos, tendrá más tráfico de lo normal. Aún tendremos suerte ...
Los primeros días de noviembre el tiempo es espléndido y la situación completamente tranquila. No avistamos ni siquiera una gaviota.

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Sin embargo, el día 6 el tiempo empeora. El día 7 tenemos encima un auténtico temporal. La visibilidad no es muy buena y el mal estado del mar hace que nuestro pequeño submarino avance con muchas dificultades. Eso nos obliga a sumergirnos regularmente y pararnos a escuchar por el hidrófono.

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En una de esas inmersiones, cuando ya había anochecido, el sonarista avisa de un contacto lejano. Parece un mercante, y por desgracia se aleja de nosotros. Aunque no me hace mucha gracia, ordeno emerger y avanzar a toda máquina. Quiero averiguar qué es ese contacto antes de que empiece a clarear. La tensión entre los miembros de la tripulación aumenta mientras el submarino cabecea violentamente en su carrera hacia el contacto.

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Poco después un serviola avista a nuestro objetivo. Navega con rumbo noroeste y lo hace sin una sola luz.

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Estoy convencido de que se trata de un buque inglés, así que decido hundirlo. Para ello ordeno situarnos en un rumbo paralelo al suyo. Nuestro submarino puede dar unos diez nudos con este estado del mar tan malo, mientras que ese mercante apenas podrá llegar a los siete. Tras más de media hora consigo superar al buque y lo dejo a babor. Ya solo queda virar 90 grados y situarme en posición de disparo a unos 500 metros en perpendicular a su rumbo. Si el estado del mar es bueno esta maniobra es arriesgada porque te pueden detectar fácilmente, pero con este oleaje que barre el puente de manera constante somos casi invisibles. En unos minutos el mercante cruza por delante de la cruceta del UZO. Le lanzo un torpedo a una profundidad de 2 metros solamente (no quiero que en un cabeceo el torpedo pueda pasar por debajo de la quilla y la espoleta magnética falle) y con espoleta de impacto. En menos de 20 segundos el torpedo hace impacto.

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Con esta mar la suerte del buque está sellada.

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Nos alejamos de lugar. En una hora amanecerá y estamos cerca de la costa. No me equivoco, en cuanto los primeros rayos de sol acarician el puente, dos pequeños puntos aparecen sobre el horizonte.

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A pesar de que se encuentran muy lejos y de que el estado del mar sigue siendo pésimo, ordeno sumergirnos a 40 metros rápidamente. La profundidad en estas aguas es de sólo 50 metros y con la escasa duración de las baterías en este modelo las posibilidades de sobrevivir si me detectan no son muchas.
A los pocos minutos de habernos sumergido el sonarista canta otro contacto. Lejano, pero acercándose. Parece otro mercante. No quiero sorpresas y ordeno cota de periscopio.
Observo por el periscopio de observación por si las moscas. Ni rastro de los aviones, parece que no nos han visto. A lo lejos se puede apreciar la silueta de un mercante. Cambio a periscopio de ataque.
No quiero arriesgarme a salir y ordeno un ataque en inmersión. Se realizan los cálculos pertinentes.

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El mercante no se encuentra muy cercano, a unas 2 millas más o menos, pero aún así prefiero seguir sumergido. Se lanza un torpedo con poca profundidad y velocidad media.

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Los segundos pasan y ... nada. El torpedo ha fallado. Nunca sabré si ha sido un fallo de cálculo, un fallo de la espoleta o mala suerte.
Ordeno aproar al sureste y empezar la vuelta a casa. Como siempre, el maldito fuel es el verdadero táctico de la misión.
Durante la vuelta continuamos con el mal estado del mar. En otra de nuestras continuas inmersiones volvemos a detectar otro contacto. La situación es idéntica a la del día anterior: de noche, mal estado del mar y contacto navegando al noroeste a unos 6 nudos. Decido utilizar la misma táctica del día anterior, pero esta vez se ve facilitada, ya que el contacto navega hacia nosotros. sólo tengo que ajustar nuestra posición y esperar.

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La historia se repite.

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En pocos minutos el buque se escora y se hunde. Seguimos nuestro rumbo hacia la entrada del canal. El tiempo empeora aún más.

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Por fin, el día 16 de noviembre embocamos el canal de Kiel sin más novedad. Llegamos a puerto una vez ya ha anochecido.

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Aquí se puede ver el informe de la patrulla.

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Dos pequeños mercantes. En total sumaban unas 4500 toneladas. No está mal, pero cuando leo los tonelajes hundidos por otros uboats en el Atlántico Norte, la envidia me delata. Por eso decido solicitar una cambio de flotilla, y abandonar Kiel para dirigirme a Wilhelmshaven. Así acaban mis días en la primera flotilla. Ahora empieza un nuevo desafío. Quisiera poder conseguir un nuevo buque más rápido. Cruzo los dedos.


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Última edición por Lino el 23 Abr 2007 14:20, editado 2 veces en total.
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Mancuso
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Lino, buenísimos estos relatos apoyados por capturas. Felicidades!! :D
J.P. Mancuso
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Lino
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23 de noviembre de 1939

Nuestra tercera patrulla está punto de comenzar. Mis requerimientos de un submarino más veloz no han tenido suerte y sigo con esta pequeña lata de sardinas. Seguimos recluidos en el Mar del Norte. Como curiosidad decir que ahora en el puente luce el emblema de la 2ª Flotilla.
Partimos de Wilhelmshaven, nuestra nueva base, al anochecer del día 23. Enseguida ponemos proa al cuadrante AN21. Ya nos conocemos la ruta de memoria.
Los primeros días de travesía transcurren con una meteorología perfecta.

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La calma chicha y la ausencia de contactos es la tónica. Supongo que al ser estas aguas tan peligrosas, los ingleses habrán desviado todo su tráfico mercante a los puertos occidentales de sus islas. Aquí ya no queda nada para hundir. Visto el poco éxito decido arriesgarme un poco y asomarme al paso que existe entre las Órcadas y las Shetland, a ver si hay suerte y podemos avistar algo.

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El día 1 de diciembre, a las 11:56, un serviola avisa de una columna de humo en el horizonte, justo enfrente de nosotros. Como la visibilidad es muy buena y el estado del mar totalmente calmado decido llevar el submarino a cota periscópica., no quiero sorpresas de última hora. En ese momento no suponía que esa decisión nos salvaría la vida a todos.

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Como sospechaba, se trata de un destructor. Ordeno navegación silenciosa. Afortunadamente está muy lejos y no nos ha visto. Lo observamos unos instantes mientras navega despreocupadamente con rumbo noreste. En ese mismo instante el sonarista avisa de varios contactos acercándose rápidamente. Giro el periscopio 20 grados a estribor y lo que veo no me gusta nada.

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Ordeno llevar el submarino a 60 metros de profundidad, pero sin prisas. Creo que no me han podido detectar estando sumergido y desde tan lejos, así que nos vamos hacia abajo a un nudo de velocidad. Seguramente debe ser un pequeño grupo de corbetas o destructores de patrulla. Sin embargo, su rumbo sigue llevándolos hacia aquí y a toda velocidad. Esto cada vez me gusta menos.

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La tensión aumenta. En el sonar se detectan al menos 4 contactos. Estamos ya a 40 metros y esos contactos los tenemos casi encima. Ya no tiene sentido sumergirnos tan lentamente, ordeno poner los motores eléctricos a toda potencia y llegar hasta los 90 metros enseguida. La profundidad estimada de esta zona es de unos 120 metros.
Los destructores llegan a mi posición cuando estamos ya a 80 metros. Dejan caer algunas cargas lejanas mientras el sonarista avisa de que están virando. Ahora dudo de si nos habían visto antes o si nos han oído al final cuando he ordenado máxima potencia. Bueno, eso ahora no tiene importancia. Sólo han caído algunas cargas lejanas, que no nos han alcanzado.

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Volvemos a navegar a 1 nudo y pongo rumbo sureste. Los malditos destructores siguen dando vueltas por la zona. Creo que dudan de si han detectado algo. Me parece que no están seguros de que haya algo aquí abajo.

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De todas maneras la tensión sigue. Al final, al cabo de una hora, el sonarista avisa de que se alejan. Pues no nos habían visto. Si lo hubiesen hecho no se hubiesen ido hasta acabar con toda su reserva de cargas de profundidad o agotar su fuel. Hemos tenido mucha suerte.
A las 18 horas ordeno emerger. Las baterías necesitan recargarse. Espero que pronto retiren estos tipo II del servicio activo y los destinen sólo como buques de entrenamiento. No están preparados para la guerra que nos espera. El buen tiempo nos sigue acompañando en nuestra derrota hacia el este.

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Esa misma noche, un serviola vuelve a avisar de un contacto. Es noche cerrada y no quiero sorpresas. Hacia abajo. El sonar nos dirá qué es y si navega en solitario.

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El sonarista confirma que es un mercante y que navega solo. Así que ordeno emerger de nuevo. Como navega en completa oscuridad en aguas en las que tenemos órdenes de hundir cualquier buque avistado, ordeno zafarrancho de combate. La maniobra es idéntica a la de la patrulla anterior.
Los rebasamos por babor y esperamos por delante de su rumbo situados perpendicularmente. Sólo queda esperar y que el mismo buque se sitúe delante de nuestra proa. A 500 metros ordeno lanzar dos torpedos.

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Sólo uno impacta. El buque tarda más de media hora en hundirse. Perdido el efecto sorpresa decido poner agua de por medio, no sea que a sus amigos se les ocurra volver a por mí. Los días siguen transcurriendo sin más novedad, por lo que cuatro días más tarde ordeno arrumbar a puerto, donde llegamos el día 8 de diciembre.

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Esta patrulla no ha resultado muy provechosa, pero es que el Mar del Norte está casi despoblado de buques mercantes. Sigamos confiando en un submarino más potente.
Última edición por Lino el 26 Abr 2007 17:30, editado 1 vez en total.
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Lino
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Borro, ya que había enviado el post duplicado. :oops:
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Batten
Oberleutnant zur See
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Saludos:

Buen trabajo, en la mar y al teclado.

No estaría mejor en el foro "relatos", digo.
kaharas
Bootsmannsmaat
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patrullas

Muy interesante estas patrullas que nos cuentas, haber si pronto llega la siguiente.
paraban
Leutnant der Reserve
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Excelente y muy útil lección
Mil gracias
Caminante
Leutnant der Reserve
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Ubicación: En alguna parte a mitad de camino virando a estribor y a la vela

Excelente trabajo Lino... muy interesante, he disfrutado todos los relatos.

La única cosa que quiero decirte es que cuando te encuentres en la zona de combate navega más tiempo sumergido durante el día, confiando más en tu sonarista. De ese modo economizarás más combustible y para ese sub es más que importante, reservándolo para los momentos importantes como es el caso de una persecusión (donde sí consumirás mucho combustible), además estarás más atento a los contactos y tendrás más oportunidades de ataque.

Suerte y a seguir con esta campaña y pronto llegará el ansiado tipo VII. Ahead Flank :D
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Lino
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Gracias por vuestros comentarios :wink:

23 de Enero de 1940.

¡¡Por fin llegan buenas noticias!! Tras regresar de nuestra última patrulla se me comunicó que se me ofrecía el mando de un nuevo buque, un tipo VIIB. Alguien en las altas esferas ha considerado que nuestro tonelaje ya justificaba la mejora. Toda mi anterior tripulación me seguirá en mi nuevo destino, junto con nuevas incorporaciones, necesarias ya que el nuevo uboat requiere más hombres. ¡Comparado con nuestro anterior buque es como estar en un transatlántico! A partir de ahora seremos el U54.
Sin embargo, no todas son buenas noticias. Debido a este cambio nos vamos a quedar dos semanas en dique seco. La tripulación se debe acostumbrar al nuevo submarino y hay multitud de ajustes que hacer.
Por fin, el día 23 de Enero partimos, justo unos minutos después de la medianoche, rumbo hacia nuestra nueva zona de patrullaje. Cuando descifro las órdenes me quedo un poco confuso. Nos envían a patrullar justo en medio del Canal de La Mancha, en la cuadrícula BF32, al sur de Portsmouth. No dejo de pensar en el U40, un submarino enviado a esa zona en octubre del año pasado. Su última posición la radió el diez de octubre cuando se encontraba ya en el Canal. Desde entonces nada se sabe de él.
Sin embargo, la tripulación es feliz. Se sienten seguros en este nuevo buque y tienen ganas de comerse el mundo. Serían capaces de enfrentarse a toda la Home Fleet ellos solos.

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Los primeros días el tiempo es sensacional. Aprovecho para permitir que los hombres se puedan relajar en cubierta. Ya vendrán días más duros.
El día 28, cinco días después de nuestra partida y cuando nos encontramos a unas 40 millas al norte de las Shetland en nuestro camino al Atlántico, un serviola avisa de un contacto lejano. La visibilidad es excelente y el sol brilla en lo alto. Ordeno inmersión periscópica. No quiero sorpresas en esta zona tan delicada.

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Se confirma que es un mercante inglés. Se sigue un rumbo de interceptación y se realizan los ajustes y cálculos necesarios. Los torpedos 1 y 2 están preparados.

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El contacto se encuentra a menos de 2 millas. Dejo que se acerque un poco más y disparo. En menos de tres minutos deberíamos oír los impactos. Sin embargo, el tiempo pasa y no sucede nada. Cuando ya doy por supuesto que los dos torpedos han fallado ordeno emerger a toda máquina. Usaremos el cañón para dejarlo sin gobierno y lo remataremos con un torpedo.

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Cinco minutos después el mercante se iba hacia el fondo para siempre. Ordeno seguir hacia el oeste a buen ritmo. Hay que salir de estas aguas tan traicioneras, llenas de minas y al alcance de la RAF. El gasto de tres torpedos me deja un sabor amargo.
Una vez estamos ya en el Atlántico la tensión aumenta. Sabemos que estamos en zona de caza y hay que estar muy atentos. La meteorología sigue siendo muy buena. Realizamos continuas inmersiones para que el sonar nos informe de contactos. De momento no se oye nada. De repente, a media tarde del día 28, un mensaje de radio avisa de la presencia de un convoy unas 100 millas al oeste de las Órcadas y con rumbo este. Me dirijo hacia la zona a toda velocidad. Con un poco de suerte los cogeré antes de que crucen por el estrecho de Pentland, hacia donde creo que se dirigen.
Es noche cerrada cuando me cruzo con un arrastrero. Su sorpresa no es mayor que la mía. Ordeno que lo hundan a cañonazos. Normalmente no las considero presas de ley, pero en estos momentos temo que pueda avisar de nuestra presencia y que perdamos el convoy. Con unos cuantos disparos se va a pique. No me preocupa la suerte de sus tripulantes, supongo que no tendrán dificultades en alcanzar tierra firme.
Cuando llego a la posición que estimo conveniente, me sumerjo. El sonarista empieza a escuchar. Las horas pasan sin que nada suceda. De repente, durante la madrugada canta un contacto, otro, otro más. Es el convoy. Ordeno zafarrancho de combate.

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En otras circunstancias hubiese preferido atacar al convoy al amanecer, pero ahora no tengo elección. Estamos muy cerca de la Órcadas y si las alcanzan mi oportunidad se habrá esfumado. O ataco ahora o lo pierdo definitivamente.
El sonarista va cantando la posición de los contactos. Intento situar el submarino en uno de los costados del convoy. La luz de la Luna proporciona una débil visibilidad que quiero aprovechar.

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Sin embargo, algo debo haber hecho mal. El sonarista empieza a avisar de contactos que se acercan por nuestra popa. Primero temo haber sido descubierto, pero luego me doy cuenta de que también son mercantes. Sin saber cómo, me encuentro en medio de dos columnas del convoy. La situación no me gusta mucho, sólo hay 80 metros de profundidad bajo la quilla y en el sonar se adivinan al menos tres destructores. Ordeno subir el periscopio de observación. Navegación silenciosa.

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Una sombra cruza por delante del objetivo del periscopio. Tengo una de las columnas por proa, a unos 600 metros. Espero que pase el siguiente integrante del convoy y ordeno disparar el tubo 1 y 2.

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Enseguida ordeno bajar el periscopio y sumergirnos lentamente. Si conseguimos impactar esto se va a llenar de ingleses con ganas de venganza. A los pocos segundos de empezar a bajar, las explosiones inconfundibles de un par de torpedos destrozando una quilla nos advierten de que la marina mercante inglesa tiene un buque menos. Seguimos bajando hasta los 50 metros. De momento, ni rastro de la escolta.
Al cabo de unos minutos podemos oír encima de nuestras cabezas las hélices de los primeros destructores que se acercan al lugar. Seguimos en navegación silenciosa, a un nudo de velocidad y a 53 metros de profundidad. No nos han detectado. Los destructores siguen en la zona navegando en círculos. Al cabo de 45 minutos el convoy ya se ha alejado mucho y los destructores se van alejando poco a poco. Tres horas más tarde, a las 8:16 del día 29 emergemos.

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Ponemos rumbo al oeste. Ya no podemos alcanzar el convoy antes de que lleguen a aguas seguras para ellos.
Nos llegan buenas noticias por radio.

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Es posible que nos dirijamos hacia Cádiz si nuestra patrulla tiene éxito. Ya hemos gastado cinco torpedos y ni siquiera hemos llegado al Canal.
Los siguientes días son fantásticos, como en toda nuestra travesía.

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El día 1 de febrero, a unas 60 millas al noroeste de la costa septentrional irlandesa, se avista otro buque. Repetimos la rutina. Inmersión y navegación silenciosa. Todas las precauciones son pocas con esta visibilidad tan buena. Enseguida confirmamos que es enemigo. Ordeno atacarlo con dos torpedos.

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Después de disparar ordeno bajar el periscopio y sumergirnos. Es posible que en nuestro primer hundimiento los torpedos fallasen porque mi curiosidad al mantener el periscopio arriba nos delatase. Esta vez sí oímos un impacto.
Emergemos y vemos que el mercante se encuentra detenido y con la proa muy hundida.

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Ordeno rematarlo al cañón. Son casi las 13 horas del día 1 de Febrero.
El día 2 seguimos nuestro rumbo al sur bordeando la costa occidental irlandesa en dirección a la entrada oeste del Canal. El tiempo, ahora sí, empieza a empeorar. En pocas horas tenemos encima un fuerte temporal que deja una mar muy gruesa.

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De día nos sumergimos durante varias horas debido a la mala visibilidad y a la peligrosidad de estas aguas. Aquí manda la RAF y la Home Fleet y todos lo sabemos. De momento el mal tiempo nos ofrece una pequeña cobertura.
La travesía transcurre sin novedad hasta que el día 7, en una de nuestras continuas inmersiones, el sonarista canta un contacto lejano. Parece un mercante. Nos dirigimos hacia allá. Nuestra posición es exactamente 50°33'00"N07°45'14"W, muy cerca de la entrada oeste del Canal, a unas 80 millas al sur de la ciudad costera de Cork. Una vez confirmado mediante el periscopio que se trata de un mercante inglés ordeno emerger. Con este estado del mar somos casi invisibles.

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Me sitúo unas dos millas por delante del mercante y ajusto los torpedos a 2 metros de profundidad. Voy a usar el único T1 que nos queda. Con este oleaje es imposible ver una estela de burbujas. Centramos en el UZO al objetivo con mucha dificultad. El estadímetro me da su distancia y una vez el computador de tiro está ajustado ordeno lanzar el torpedo.

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En menos de dos minutos desparece entre las olas. Ordeno sumergirnos y dirigirnos hacia el sureste, hacia el Canal. Mi máxima preocupación es el escaso número de torpedos que nos quedan y el cansancio de la tripulación, que ya se va empezando a hacer presente. Por otro lado, no ignoramos la extrema peligrosidad de estas aguas y los nervios están a flor de piel. Es en estos momentos cuando un comandante de submarino nota el aplastante peso de la responsabilidad. Creo que lo podré soportar.


Continuará...
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Funken
Leutnant der Reserve
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Más, más... ¡Necesito más episodios! ::ok
Haifisch
Kapitänleutnant
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arg.- arg.- arg.- :eek :eek que impaciencia ¿llego bien al canal; es Carlos Alberto el padre de Luisa Felisa? que impacienciaaaaaaaaaaaaaa :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
Kapitantunant,,, Frus Fris Von_Haifisch
Comandante del U-178, Calaverorcio alado de la 24,
La guerra es dura, caballeros; los Follonarios, más


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